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El bienestar digestivo reside en contar con el equilibrio justo de bacterias y suficiente fibra para que el sistema opere bien y te sientas genial.
Si echas un vistazo a las redes o a los pasillos del supermercado, verás una infinidad de productos que prometen mejorar la salud de tu tripa.
Parece que todo el mundo habla de cuidar su microbioma: los billones de microorganismos que residen en nuestro tracto digestivo y que impactan en aspectos como la digestión, las defensas, el humor e incluso el descanso.
El bienestar digestivo reside en contar con el equilibrio justo de bacterias y suficiente fibra para que el sistema opere bien y te sientas genial.
La clave para mantener a raya a los microbios es nutrirlos adecuadamente, y conservar una flora intestinal sana es más sencillo de lo que imaginas.
En lugar de gastar en costosos suplementos probióticos o *snacks*, te sugiero aplicar estos cinco ajustes sencillos a tu dieta para darle un empujón a tu microbiota.
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Sustituye las patatas fritas por palomitas de maíz. Las palomitas son un cereal integral, por lo que están cargadas de fibra que nutre a las bacterias buenas de tu intestino; además, son más ligeras y mucho menos refinadas que una bolsa de patatas fritas.
Cambia los postres azucarados por fruta deshidratada. Si eres amante de lo dulce, este cambio puede ser complicado, pero los orejones, las uvas pasas o los dátiles pueden saciar tu antojo mientras aportan fibra, vitaminas y azúcares naturales que tu aparato digestivo y tus niveles de energía te agradecerán.
Incorpora lentejas o garbanzos a tu salsa boloñesa. Las legumbres están repletas de fibra prebiótica, que alimenta la microbiota intestinal, y pueden dar volumen a tu plato, permitiéndote comer más, además de sumar textura y proteína vegetal. Es una forma estupenda de reducir el consumo de carne sin sentir carencia alguna.
Reemplaza los frutos secos saborizados por los naturales. Los frutos secos con aditivos suelen estar cargados de sal y azúcar, mientras que los naturales te ofrecen grasas saludables y fibra sin ingredientes extras que tu intestino quizá prefiera evitar.
Cambia el helado por frutos rojos congelados acompañados de kéfir. El helado puede ser delicioso, pero los frutos rojos congelados con kéfir (una bebida láctea fermentada con un punto ácido) te brindan dulzor natural, antioxidantes y cultivos vivos que ayudan a mantener sana tu microbiota intestinal.
Claro que hay más alimentos que benefician la salud intestinal, como tomar kombucha o consumir alimentos fermentados tipo kimchi o chucrut, pero no es necesario obsesionarse con ello.
Lo primordial para tu salud digestiva y general es ingerir una diversidad de alimentos enteros ricos en fibra, como frutas y verduras.
Y respecto a los suplementos y probióticos, mi recomendación sigue siendo la misma: no hay pruebas de que aporten beneficio alguno, y artículos como bebidas y polvos probióticos que prometen milagros pueden costar una fortuna, lo cual considero un derroche de capital.














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