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Rosalía y la camada de féminas a las que permitieron comercializar su arte y no únicamente su físico

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Esas batallas serían el foco posterior de la cuarta ola feminista", señala la especialista.

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Rosalía buscó expresar “una celebración de la esencia femenina mediante el contraste entre lo mundano y lo espiritual”Barcelona .- La figura central que es Rosalía forma parte de un grupo de artistas femeninas que, a diferencia de la generación previa representada por las Spice Girls o Britney Spears, han logrado situar su propuesta musical en el primer plano, evadiendo la cosificación sexual y el trato misógino por parte del público y la crítica.

En una charla para su canal de Tik Tok en 2023, la cantante de Barcelona señaló que la industria discográfica aún tenía “mucho camino por recorrer” para “apoyar y acompañar” a las artistas mujeres, citando como ejemplo que en los remixes de varios músicos masculinos, ellas jamás eran consideradas las ‘artistas principales’ del tema.

Si bien durante el receso entre sus álbumes Rosalía fue tema recurrente de noticias sobre su vida personal, desde hace una semana, con la salida de ‘Lux’, la oriunda de Sant Esteve Sesrovires (Barcelona) ha conseguido que el debate global gire en torno a su nueva música y su talento artístico.

Tal como señala Sophie Gilbert, periodista y autora del libro ‘Chica contra chica’, donde analiza la misoginia en el pop de los 90 y principios de los 2000, es un cambio de modelo en la música pop en contraste con las figuras femeninas de ese cambio de siglo, quienes apenas tenían poder de decisión sobre sus creaciones y de quienes las compañías discográficas promovían más su imagen que su inclinación musical.

En su análisis, Gilbert expone cómo las Spice Girls promovían la amistad y el ‘Girl Power’, un eslogan inspirado en el movimiento de las ‘Riot Girls’, pero la industria musical “finalmente solo quiso venderlas como artículos de consumo, concibiendo a cada una como un anzuelo para un segmento específico de audiencia”.

Una propuesta, la del grupo británico, que “se enfocaba más en comercializar una apariencia, unos elementos visuales, que en concederles voz y una perspectiva artística”, añade la periodista, quien aplaude el marcado contraste que representan artistas como Rosalía o la estadounidense Chappell Roan, defensora del respeto a las mujeres creadoras y su bienestar emocional.

En el caso de Rosalía, la perspectiva de género no es reciente. De hecho, Lola Costa, catedrática de Ciencias de la Información en la UOC, recuerda que toda su discografía conocida lleva una impronta feminista.

‘El Mal querer’ se fundamentó en el relato medieval ‘Roman de flamenca’, el cual fue censurado en su momento por abordar asuntos como el sexo, la violencia machista o la rebeldía desde un punto de vista femenino.

Su posterior álbum, ‘Motomami’, “exploró las cuestiones relevantes hoy en el feminismo, utilizando dos visiones: la “Moto” (la pujanza, la faceta combativa y lo público) y la “Mami” (la fragilidad, la gestación y lo privado)”, argumenta.

En cuanto a su tan esperado disco más reciente, ‘Lux’, Rosalía ha querido presentar “una celebración de la mística femenina que manifiesta a través de la oposición entre lo terrenal (como el sencillo Berghain o el tema de réplica La Perla), y lo etéreo, con las pistas dedicadas a la mística y compositora alemana Hildegard de Bingen, Juana de Arco (en francés), Sun Bu’er (en chino) u Olga de Kiev (en ucraniano)”.

En su primera aparición pública antes del lanzamiento de ‘Lux’, en Radio Noia, la artista, que aparece vestida con un hábito religioso en la cubierta de un disco, con una atmósfera espiritual y un tributo a las vidas de varias santas, incluso mencionó el “celibato autoimpuesto”: “¡No hay lugar para novios! ¡Ni lo deseo!”, afirmó.

Mientras que a Britney Spears se le inquiría en las entrevistas si esperaba llegar virgen al matrimonio y se veía obligada a probar su inocencia como validación femenina suprema, Rosalía puede decidir si habla o no de una sexualidad de la cual ella es protagonista activa y no un espectáculo público.

Para enmarcar estas transformaciones del feminismo en la música, Laia Rosich, psicóloga experta en el tratamiento de las violencias machistas, enfatiza los diferentes entornos sociales de cada periodo.

Así, sostiene que en los años 90 y 2000 existía una “ilusión de equidad” debido a las conquistas de derechos fundamentales logradas en décadas anteriores, como el voto o la interrupción del embarazo, pero se era mucho menos consciente de todas las agresiones simbólicas machistas de apariencia leve.

“Hace dos o tres décadas, el feminismo había avanzado a nivel público, pero faltaba abordar el ámbito personal y denunciar la disparidad en el hogar y las agresiones sexuales. Esas batallas serían el foco posterior de la cuarta ola feminista”, señala la especialista. EFE

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