Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
WASHINGTON (AP) — El mandatario Donald Trump el lunes no descartó la opción de intervenciones militares en Venezuela, si bien mencionó la posibilidad de un acercamiento diplomático con su par Nicolás Maduro. Este último ha sostenido que el incremento de la presencia bélica estadounidense y las incursiones contra naves presuntamente cargadas de narcóticos cerca de sus costas buscan forzar su salida del poder.
Trump ratificó que “existiría la probabilidad de conversar con” Maduro, pero enfatizó que no desecha la vía de una acción armada en territorio venezolano.
“No lo excluyo. No dejo nada fuera”, aseveró Trump ante reporteros un día después de haber planteado por primera vez un posible “intercambio de palabras” con Maduro. No obstante, el mandatario declinó contestar si el líder venezolano podría ofrecer algo que motivara a Estados Unidos a reducir su despliegue militar.
“Ha causado un daño inmenso a nuestra nación”, declaró Trump, al vincular a Maduro con el tráfico de drogas y la oleada migratoria procedente de Venezuela hacia Estados Unidos. “No ha sido favorable para Estados Unidos, así que estaremos pendientes de los acontecimientos”.
Estas declaraciones acentuaron la confusión sobre los pasos a seguir por Washington respecto al régimen de Maduro. Estados Unidos ha intensificado la presión recientemente, anunciando que prevé catalogar como organización terrorista a un cártel que, según afirman, es liderado por Maduro y otros altos funcionarios del gobierno venezolano.
El portaaviones USS Gerald R. Ford y su séquito de buques de guerra llegaron al Caribe este fin de semana, coincidiendo con el anuncio de las fuerzas armadas estadounidenses sobre el más reciente de varios asaltos a embarcaciones sospechosas de transportar estupefacientes.
La Casa Blanca sostiene que sus maniobras son parte de un operativo contra el narcotráfico para frenar el ingreso de drogas a las urbes estadounidenses. Sin embargo, ciertos analistas, la ciudadanía venezolana y la oposición política del país lo ven como una estrategia para presionar a Maduro.
La administración de Trump ha demostrado que “su política puede variar en un instante”, comentó Geoff Ramsey, perito en dinámicas políticas entre EE. UU. y Venezuela y colaborador del Atlantic Council. Citó el diálogo emprendido por la Casa Blanca con Irán “hasta el punto” en que las fuerzas armadas estadounidenses atacaran blancos nucleares en territorio iraní en junio pasado.
Ramsey, sin embargo, añadió que el momento en que Trump emite estas declaraciones, poco después de que el secretario de Estado Marco Rubio anunciara la pronta clasificación como grupo terrorista del Cártel de los Soles, revela que el gobierno estadounidense no desea repetir intentos de plática infructuosos.
“Buscan negociar desde una postura de fuerza, y creo que la Casa Blanca le está presentando un ultimátum a Maduro”, opinó Ramsey. “O acepta entablar pláticas serias sobre una transición, o Estados Unidos se verá forzado a intensificar las acciones”.
Maduro ha dialogado con Estados Unidos y la disidencia política en Venezuela durante varios años, destacando en los dos años previos a los comicios presidenciales de julio de 2024. Esos encuentros generaron pactos orientados a facilitar una votación abierta y democrática. Pero Maduro puso a prueba los límites repetidamente, proclamándose vencedor a pesar de evidencia consistente de su derrota por un margen de dos a uno.
Entre los privilegios que Estados Unidos concedió a Maduro durante las negociaciones se incluyó el permiso para que la petrolera Chevron Corp. reanudara la explotación y exportación de crudo venezolano. Las operaciones de la corporación en la nación sudamericana significaron un apoyo financiero vital para el gobierno de Maduro.
Ni Maduro ni su principal interlocutor, el titular de la Asamblea Nacional Jorge Rodríguez, emitieron comentarios el lunes sobre las palabras de Trump. Un representante de la líder opositora venezolana y galardonada con el Nobel de la Paz, María Corina Machado, indicó a la prensa el lunes que no haría declaraciones sobre las afirmaciones de Trump.
El propósito de Trump en Venezuela sigue siendo difuso, pero por encima de todo, el presidente “persigue un triunfo”, afirmó Ramsey.
“Y puede ser flexible en cuanto a la forma que tome ese logro”, explicó Ramsey. “Puedo imaginar a Estados Unidos promoviendo un mayor control sobre los recursos naturales de Venezuela, incluido el petróleo, además de una colaboración más estrecha con las metas del presidente en materia migratoria y de seguridad”.
En Caracas, la capital venezolana, la población reaccionó con reservas y expectación ante la posibilidad de un nuevo intercambio entre EE. UU. y Maduro, cuyo régimen ha fomentado rumores de una incursión terrestre a pesar de las pocas señales claras dadas por Trump.
“Si verdaderamente sucede (un diálogo), espero que el gobierno esta vez sí cumpla”, comentó Gustavo García, un comerciante de 38 años, al salir de la iglesia. “Deben ser serios; nos tienen acostumbrados a que dialogan, pero no honran los acuerdos. Con Trump no se bromea”.
Mery Martínez, ama de casa de 41 años, opinó: “Conversar siempre será preferible”.
“Cualquier cosa que ayude a evitar una catástrofe es bienvenida”, sentenció. “Los venezolanos no merecemos esto, una guerra no beneficia a nadie”.
García Cano reportó desde Caracas, Venezuela. El periodista de Associated Press Jorge Rueda en Caracas aportó a esta nota.
Esta crónica fue adaptada del inglés por un redactor de AP con asistencia de una herramienta de inteligencia artificial generativa.














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