Washington.- El mandatario estadounidense, Donald Trump, contempla sostener una comunicación telefónica con el señor Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, según reportó el medio digital Axios este lunes, citando fuentes no identificadas del gobierno norteamericano.
De acuerdo con estas fuentes, Trump ha comunicado a sus asesores su intención de dialogar con Maduro, si bien la llamada carece aún de una fecha y se halla “en etapa de planeación”.
Un funcionario estadounidense cercano a las presuntas gestiones con Caracas declaró a Axios: “En este instante, nadie tiene pensado irrumpir, tirotear o secuestrar a (Maduro). No afirmaría que tal cosa nunca sucederá, pero no es el plan ahora mismo”.
Este dato surge luego de informaciones mediáticas que señalaban que la estrategia de presión adoptada por la Casa Blanca —que abarca un vasto movimiento de tropas en el Caribe desde el verano pasado— contra el régimen de Maduro habría entrado en una supuesta nueva fase que incluiría la implementación de tácticas encubiertas.
También aparece tras la designación por parte del Departamento de Estado de designar al Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera (FTO), una entidad de la que se conoce muy poco y que Washington vincula a los altos mandos militares y gubernamentales venezolanos, señalando a Maduro como su líder, acusación que él rechaza por infundada.
Por su parte, el viernes, la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU. emitió una advertencia instando a las aeronaves comerciales a tomar “máximas precauciones” al sobrevolar Venezuela y el sur del Caribe debido a la “situación potencialmente riesgosa” provocada por el incremento de la actividad bélica en la zona.
Esto último ha resultado en la anulación de rutas aéreas hacia la nación caribeña por parte de varias aerolíneas europeas y estadounidenses.
Este lunes, el Departamento de Estado nortemamericano ratificó la clasificación oficial del Cártel de los Soles como grupo terrorista foráneo, después de haberlo catalogado previamente, en julio de este año, como grupo terrorista global especialmente designado (SDGT).
La inclusión en esta lista proporciona más instrumentos a la administración del presidente Donald Trump para intensificar la presión sobre el gobierno de Maduro.
Si bien funcionarios estadounidenses hablan de la existencia de esta agrupación de militares venezolanos —cuyo nombre supuestamente deriva de las insignias en forma de soles que portan los generales— desde los años noventa, las indagatorias de la Administración de Control de Drogas (DEA) no se formalizaron sino hasta marzo de 2020, durante el primer período presidencial de Trump.
Fue entonces cuando el Departamento de Justicia reconoció formalmente la existencia del cártel e identificó a Maduro y al ministro de Interior venezolano, Diosdado Cabello, como sus cabecillas, una imputación que la administración Trump reiteró en julio.
Con base en este argumento, Estados Unidos ha ofrecido un incentivo de 50 millones de dólares por información que conduzca a la aprehensión de Maduro y otros presuntos integrantes de la organización.
El gobierno venezolano niega categóricamente la existencia de tal grupo —una postura que comparte Colombia— y acusa a Estados Unidos de difamación con el fin de desestabilizar Venezuela.
Algunos gobiernos, como los de Daniel Noboa en Ecuador, Javier Milei en Argentina y Santiago Peña en Paraguay, además del Congreso de Perú, han reconocido a la banda como entidad terrorista. En contraste, el presidente colombiano Gustavo Petro mantiene que el cártel no existe y que el verdadero responsable del tránsito de cocaína desde la región es una estructura conformada por narcotraficantes que operan desde Europa y el Medio Oriente.
El centro independiente de análisis sobre narcotráfico e ilícitos, InSight Crime, describe al Cártel de los Soles como un colectivo “no jerárquico ni ideológico”, cuya conformación se basa en “una red diseminada de células” insertas en entidades públicas venezolanas, principalmente en el Ejército.
Desde agosto, Estados Unidos ha desplegado más de 4,000 efectivos militares —incluidos unos 2,000 marines— cerca de las costas venezolanas, junto con tres destructores (USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson), tres navíos de transporte anfibio (USS Iwo Jima, USS San Antonio y USS Fort Lauderdale), el crucero lanzamisiles USS Lake Erie y el submarino de propulsión nuclear USS Newport News.
Adicionalmente, el portaviones USS Gerald R. Ford, el más grande de la flota estadounidense, se unió recientemente al Caribe para integrarse a la operación denominada por Washington como ‘Lanza del Sur’, un despliegue que representa la mayor presencia bélica de EE. UU. en la zona en décadas, una escala no vista desde las intervenciones de Washington en Oriente Medio.
En el contexto de este despliegue, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos informan haber hundido cerca de veinte embarcaciones y haber causado la baja de unas 80 personas en operativos realizados en aguas del Caribe y del Pacífico, como parte de las acciones iniciadas en septiembre contra el narcotráfico.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.















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