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Washington. El mandatario estadounidense Donald Trump tildó este jueves de “mujer maligna” a la destacada demócrata Nancy Pelosi, la primera fémina en presidir la Cámara de Representantes, quien anunció su salida a los 85 años.
“Considero que fue una persona nefasta con un pésimo desempeño, que causó grandes perjuicios y daño a la imagen del país. Me pareció horrible”, señaló Trump a la prensa en el Despacho Oval. “Su renuncia le hace un gran favor a la nación”, agregó.
La animadversión entre Trump y Pelosi es recíproca. La experimentada política encabezó los dos intentos fallidos en el Senado para destituir al presidente republicano durante su primer periodo.
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Pelosi dejará su puesto en enero de 2027, después de haber dedicado sus últimos esfuerzos a enfrentar a Trump, a quien esta misma semana denominó “una criatura vil”.
Su última contribución, antes de compartir su decisión de retirarse en un emotivo vídeo dirigido a su distrito en San Francisco, fue impulsar la Iniciativa 50, una modificación del trazado electoral de California aprobada en plebiscito el martes pasado.
Elegida por primera vez al Congreso en 1987, Pelosi hizo historia en 2007 al convertirse en la primera mujer en ocupar la presidencia de la Cámara Baja, rol que retomó tras las elecciones de 2018.
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Aunque ya no ostentaba el mazo de “speaker” en los últimos años, su poder dentro del partido se mantuvo firme: fue fundamental para que el presidente Joe Biden declinara su candidatura demócrata el año pasado, cediendo el paso a Kamala Harris en un intento desesperado por impedir el retorno de Trump al liderazgo.
Vista como una líder progresista en sus inicios, principalmente por su activismo en la lucha contra el VIH/SIDA en los ochenta, en tiempos recientes Pelosi ha sido vista por el sector más a la izquierda del partido como un emblema de la vieja guardia que obstaculiza la renovación ideológica y generacional de los demócratas.
Su carrera abarca siete administraciones presidenciales. Entre sus aportes legislativos más significativos se cuentan la reforma sanitaria de 2010, impulsada bajo Barack Obama, y su voto contrario a la invasión de Irak durante el mandato del republicano George W. Bush.
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Pelosi ha manifestado que deseaba jubilarse en 2016, si Hillary Clinton hubiera ganado la presidencia, pero el triunfo de Trump la motivó a permanecer en la arena política.
Su momento cumbre llegó a mitad del primer mandato de Trump, cuando los demócratas recuperaron la mayoría en el Congreso y Pelosi retomó la presidencia de la Cámara, posicionándose como un obstáculo contra el trumpismo.
Su trayectoria dejó momentos icónicos: en enero de 2020, al finalizar el discurso del Estado de la Unión, destrozó ante las cámaras una copia del texto de Trump. Al preguntarle después el porqué, Pelosi contestó que le pareció “la cortesía más adecuada” tras un “discurso tan sucio”.
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Otro suceso memorable fue en 2019, cuando, durante un debate acalorado en la Casa Blanca sobre Siria, Pelosi fue captada de pie y desafiante frente a Trump —la única mujer presente—, una imagen que se transformó en un símbolo de empoderamiento femenino.
Esa entereza también le generó adversarios y la convirtió en el principal objetivo de los ataques del trumpismo, que la percibió como la encarnación de todos los males del “establishment” de Washington.
Pelosi fue uno de los blancos principales de la turba violenta de partidarios del presidente republicano que asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021 en un intento fallido de impedir la ratificación de la victoria electoral de Biden, la cual Trump se rehusó a reconocer.
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“¿Dónde estás, Nancy?”, vociferaban los sediciosos, quienes incluso dejaron rastros fecales en el despacho de la legisladora, según relató la propia Pelosi, que se había resguardado en el interior del edificio.
En octubre de 2022, un individuo irrumpió violentamente en su residencia de San Francisco buscándola a ella, aunque ella estaba en Washington, y agredió a su esposo, Paul Pelosi, con un mazo en la cabeza, por lo cual fue sentenciado a prisión perpetua.
Nacida en 1940 y criada en el barrio de Little Italy en Baltimore (Maryland), donde su padre fue alcalde, Pelosi ha mantenido una imagen inconfundible: atuendos en un solo tono, llamativos broches, collares de perlas y calzado de tacón alto. ¿Alguna de sus aficiones? Disfrutar de un helado de chocolate al empezar el día.















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