EFE.-Otorgar a la mujer una mayor visibilidad, quebrar los estereotipos todavía hoy asociados con África o permitir que sean los propios africanos quienes narren su mundo son algunas de las obsesiones de la cineasta keniana Dorothy Ghettuba, directora de contenidos originales en África para la plataforma
“Si conoces la entrevista de Chimamanda (Adichie) sobre el peligro de la historia única, precisamente eso es lo que Netflix busca evitar. Somos conscientes de que hay tantas historias como personas hay en África y queremos contarlas todas”, resume Ghettuba a EFE en una entrevista telemática en la que su voz -fuerte, apasionada- se interrumpe en el vaivén de una conexión inestable.
Un mundo hiperconectado, inestable pero conectado, constituye a su vez el tablero de juegos de Netflix, presente en más de 190 países en todo el mundo en los que aglutina 193 millones de suscriptores: casi seis veces más que hace tan solo ocho años. La multinacional aterrizó en 2016 en el continente y, dos años más tarde, comenzó a producir contenidos “Made in Africa”.
“Yo diría que hemos llegado a tiempo”, responde Ghettuba sobre si Netflix tardó demasiado en dar ese salto. “Como sabes, tenemos una herencia narrativa muy rica, una gran tradición oral, y eso mismo estamos haciendo ahora pero a través de una pantalla”, explica antes de recalcar la absoluta “libertad” con la que cuentan guionistas y directores locales a la hora de narrar su(s) África(s).