Mónica Durán (nacida en 1989 en Alassate) vive entre los escenarios de la farmacia y el jazz. Empezó a trabajar en este género musical hace 13 años y fue animada por Pandemia para acabar estudiando en la Escuela Superior de Música de Navarra. Fascinada por los sonidos de artistas como Ella Fitzgerald y Sarah Vaughan, Mónica dio el salto del pop-rock al jazz más sofisticado. Tras su reciente concierto en Alassate Blues, muchos vecinos se han fijado en su talento. Dentro y fuera de Alaçate, Mónica se ha labrado poco a poco una carrera con músicos inseparables.
-¿Cuándo y cómo empezó tu carrera como cantante de jazz?
-He estado en el escenario con el grupo de pop-rock The Kubbers desde que tenía 19 años, pero fue hace relativamente poco cuando decidí acercarme a la música de una forma más profesional. Farmacéutico de profesión, trabajé a tiempo parcial durante varios meses con el mismo compañero de siempre durante mis meses de reclusión, siempre con el mismo compañero, para evitar contagios en la farmacia. En mis tardes libres, decidí preparar la prueba de acceso al Conservatorio Superior de Música de Navarra (CSMN) como vocalista de jazz y tuve la suerte de conseguir una de las tres plazas convocadas. Desde ese momento, el jazz ha sido fundamental en mis sueños y proyectos futuros.
-¿Qué le hizo decidirse por esta carrera musical?
-Hace unos años, el jazz era casi desconocido para mí, hasta que en 2013, cuando mi amigo y compañero Fran Serrano de Kubers comenzó sus estudios como contrabajista en el CSMN, empecé a ir a sus conciertos y poco a poco me fui fascinando con lo que escuchaba. A medida que iba a eventos de jazz, me encontraba completamente cautivado por las muchas capas de su música única. Fue un auténtico flechazo.
-¿Qué es lo que más le atrae del jazz?
-Hay varias razones por las que me atrae el jazz. En primer lugar, soy prácticamente autodidacta, por lo que fue y sigue siendo un reto intelectual abordar y estudiar el género. Pero quizá lo más fascinante es lo que ocurre en el escenario. Con los músicos adecuados, músicos generosos que quieren disfrutar, un concierto de jazz puede ser un espacio artístico donde expresarse y ser uno mismo. Es un espacio musical democrático, donde cada intérprete puede disfrutar de un espacio personal para mostrar su virtuosismo y sus palabras. El espacio reservado a la improvisación y el diálogo interno que tiene lugar entre los músicos a través del intercambio de ideas y respuestas a los estímulos musicales que surgen son también partes maravillosas del jazz.
-¿Qué es lo que más le ha influido en el mundo del jazz?
-Cuando me incorporé al CSMN, mis conocimientos de jazz eran muy limitados, por lo que cada curso era una experiencia de descubrimiento y aprendizaje. Las grandes voces femeninas del jazz como Ella Fitzgerald, Billie Holiday, Sarah Vaughan y Carmen McRae fueron, por supuesto, una gran influencia. Instrumentistas como Chet Baker, Miles Davis y Lee Konitz también han tenido una gran influencia en mi comprensión del lenguaje del jazz en particular. También hay grandes intérpretes contemporáneos, como Cyril Aimé, Veronica Swift y Samara Joy, que han sido una gran inspiración para mí. Y es que las fuentes de inspiración en el jazz son inagotables.
-¿Hay algún acontecimiento memorable o alguna experiencia especial en relación con su música?
-La primera vez que fui a un concierto del pianista Moises P. Sánchez. Fue justo cuando me estaba planteando entrar en el CSMN. Había un gran espacio en Vitoria dedicado al jazz que se llamaba Daz, y yo tenía la costumbre de ir a conciertos allí para descubrir nuevos artistas. En uno de ellos conocí a Moisés. Me impresionó mucho su música y pensé: “Tengo que encontrar la manera de acercarme a este artista”. Fue entonces cuando decidí aprender jazz.
-¿Cómo se siente actuando para la comunidad como artista local?
-Actuar en Alaçate es muy especial. Fue aquí donde recibí mis primeras clases de guitarra y donde me di cuenta de que cantar me hacía feliz. Volver como profesional después de tantos años es una forma emocionante de cerrar ese círculo. Creo que esta sugerencia funcionó bien. Suelo prestar atención a las reacciones del público durante los conciertos, y en Allasate Blues vi muchas sonrisas del público. Me sentí apoyado no sólo por mi familia y amigos, sino también por todos los que estaban allí. Sólo puedo dar las gracias.
-¿Has tenido la oportunidad de colaborar con otros músicos locales?
-En otros estilos sí, pero no tanto en el campo del jazz. A través del Conservatorio he colaborado sobre todo con músicos de Vitoria, Bilbao y Pamplona. De hecho, ¡sería genial poder colaborar con la big band de Alaçate, por ejemplo!
-¿Qué opina de la importancia de la colaboración artística?
-Es fundamental. En un entorno en el que las artes en general siguen relegadas a unos pocos espacios, tenemos que apoyarnos mutuamente. Además, creo que de la colaboración artística siempre surgen nuevos proyectos y nuevas ideas muy interesantes que nos hacen crecer.
-¿Qué consejo darías a los aspirantes a cantantes de jazz y a aquellos que quieran adentrarse en este género musical?
-Lo mejor que puedo decir a los aspirantes a cantantes, ya sea de jazz o de cualquier otro género, es que se formen. La voz, como la trompeta o la guitarra, requiere una técnica y unos conocimientos muy específicos, y los resultados son muy sorprendentes. En concreto, les recomiendo que busquen información sobre el método Estill Voice Craft Method. Este método es un nuevo sistema de instrucción vocal basado en la fisiología y no en la estética como otros métodos tradicionales, y produce resultados increíbles. Sin duda, le diría a cualquiera que esté pensando en dedicarse al jazz que lo haga. Como músico, es la mejor decisión que he tomado nunca.
-¿Tiene algún plan para el futuro, como grabar un disco o tocar fuera del pueblo?
-Desde que empecé mis estudios, he tenido la oportunidad de interpretar mi música en muchos lugares diferentes. En particular, mi trío Cheek To Cheek, en el que participo como vocalista, es muy activo. Mis planes para el futuro próximo son aprovechar la inercia de los recitales de fin de curso para trabajar en un proyecto personal que pueda mostrar públicamente el próximo verano, espero que en algún festival de jazz o algo así.
-¿Qué objetivos te has marcado para tu carrera musical?
Siempre intento marcarme objetivos a corto y medio plazo, pero como he dicho antes, mi objetivo más reciente es trabajar en mis propios proyectos. Durante mis cuatro años en Pamplona, tuve que compaginar estudios y trabajo, lo cual no fue fácil, y con ese ritmo de vida, tuve muy poco tiempo para asimilar todo lo que aprendí y utilizarlo como yo quería. Así que puedo decir que mi próximo objetivo es dedicar el tiempo que merece este maravilloso género con integridad y ver hasta dónde puedo llegar en este camino de la improvisación”.