Madrid, 30 ago (EUROPA PRESS) – Un nuevo estudio del ‘vórtice lunar’ ha mostrado evidencias de un regolito lunar altamente móvil.
Un nuevo estudio del ‘vórtice lunar’ ha mostrado evidencias de un regolito lunar altamente móvil. El regolito es una capa de material no consolidado que recubre la roca sólida.
Los vórtices lunares son enigmáticos accidentes geográficos que se producen en la superficie lunar en asociación con anomalías magnéticas locales. Se caracterizan por un elevado albedo y un aspecto geológico inmaduro, a menudo con una forma tortuosa que les da nombre.
Desde su descubrimiento, se han examinado y debatido los procesos de su formación. La idea más extendida es que las anomalías magnéticas asociadas “protegen” la superficie de la radiación del viento solar. Esto podría explicar los patrones en espiral, ya que el material sombreado es más brillante que el irradiado fuera del campo magnético. Sin embargo, las propiedades espectrales no se corresponden necesariamente con lo que cabría esperar de un material “blindado”.
Otra hipótesis es que el polvo suspendido electrostáticamente es preferentemente separado y atrapado por los campos magnéticos. El polvo lunar suspendido electrostáticamente es una porción más pequeña del polvo lunar, que se compone de minerales más brillantes que los minerales más grandes que son inherentemente menos móviles electrostáticamente.
Se cree que este polvo oscuro contiene pequeñas inclusiones de hierro de tamaño nanométrico (pequeños trozos de material dentro del grano que son diferentes del propio grano), que se separan magnéticamente y se depositan en las partes más oscuras del vórtice. Una forma de producir este hierro nanométrico es la radiación del viento solar.
Entonces, ¿de qué se trata? Una forma de responder a esta pregunta es examinar la textura de la superficie. Un grupo de científicos del PSI (Planetary Science Institute) utilizó herramientas de análisis fotométrico para examinar la textura de la superficie de la región del Mar de Ingeni.
El análisis fotométrico se basa en cómo los materiales dispersan la luz y cómo sus propiedades de dispersión cambian con los cambios geométricos en la iluminación (ángulo de la luz solar con respecto a la superficie) y el campo de visión (posición de la nave espacial). Lo que descubrieron es que la tosquedad entre los granos es similar en toda la zona del remolino, pero el suelo de la traza oscura tiene una estructura más compleja de granos.
También muestran que la composición de las zonas brillantes y oscuras es diferente, lo que cabría esperar para la recogida y separación del polvo.
Las pruebas, incluidas las recientes correlaciones entre las zonas brillantes de los remolinos y los mínimos topográficos, nos indican que en su formación intervienen múltiples procesos. Sin embargo, esto no explica por sí solo todas las propiedades del vórtice. La textura sugiere que la recogida y separación de polvo forma parte de la historia”.