Madrid, 14 Sep (CHANCE) -.
Alejada del foco mediático y centrada únicamente en su nieta Ana Sandra, de casi seis meses, Ana Obregón ha vuelto por todo lo alto. La bióloga ha protagonizado el estreno de un nuevo programa de Mediaset, El musical de tu vida, en el que junto a Carlos Sobera ha recordado los episodios de su vida y ha hablado de sus momentos más felices y dolorosos.
También reflexiona sobre su relación con Miguel Bosé, su amistad con Julio Iglesias y sus inicios como artista. Pero si hubo un momento que la emocionó fue cuando habló de Ales Recio y de cómo cumplió el último deseo de su hijo, fallecido en mayo de 2020, con el nacimiento de su nieta Ana Sandra.
Infancia y familia
«Estoy muy emocionada, no me merezco un musical. Mi vida es agridulce, pero al final todo lo que me ha pasado merece la pena vivirlo», admitió, antes de abrir el musical con un repaso a su infancia, un recuerdo precioso: «Mis padres eran madrasas y padrasos. Mis padres eran madrasas y padrasos. Mi padre, que empezó a trabajar como limpiador de letrinas después de la guerra, a los 11 años, quería que supiéramos lo que era ganarse la vida’. Éramos cinco hermanos y la casa siempre estaba llena de gente. Estábamos muy unidos y seguimos estándolo», explica.
‘Tenía un tumor benigno en el estómago y me extirparon entre 13 y 15 cm. ‘Fue fenomenal, pero estaba muy delgada y me odiaban en el colegio’, recordó, revelando que a partir de entonces empezó a ‘soñar con un mundo ideal’ y su familia le llamaba ‘Anita la Fantástica’.
Su etapa universitaria, su relación con Miguel Bosé y sus inicios como artista
Ya adulta, Ana ingresó en la universidad, donde estudió Biología. Era muy estudiosa y muy representativa en mis clases. Tenía complejo de patito feo, pero todos los chicos con los que me sentaba en los exámenes se peleaban conmigo porque siempre sacaba buenas notas», recuerda entre risas, y revela que fue su primer novio, Miguel Bosé, quien le ayudó a quitarse ese complejo.
Cuando conoció a Miguel Bosé, decidió dedicarse a la interpretación. Julio Iglesias es mi mejor amigo, le quiero mucho’, asegura, y explica que fue él quien la invitó a su casa de Miami cuando estaba a punto de dar sus primeros pasos en la industria del cine. ‘Me consoló con lo del casting y me dijo: ‘No te preocupes, tú puedes», relató, revelando que en un momento llegó a romper a llorar cuando el cantante le dijo que no le habían dado el papel que ella esperaba.
Ales Recchio, la persona más importante de su vida.
Su hijo Ales, uno de los protagonistas del musical y «mi mejor amigo, mi protector y el hombre de la casa», murió de cáncer el 13 de mayo de 2020 a los 27 años. Ha sido una vida maravillosa la que hemos vivido. Pero 27 años no son nada. Él tenía derecho a vivir más», lamentó muy emocionada, afirmando que la vida merecía la pena, aunque tuviera que vivir una «tragedia que nadie hubiera querido». Incapaz de contener las lágrimas, Ana no se perdió ni un detalle de la representación que le recordó sus últimos deseos: el nacimiento de su hijo, su especial relación, su orgullo por él, su enfermedad, su muerte y el nacimiento de su hija tras su fallecimiento.
El día que nació Ales, nací yo. El día que nació Ales, yo también nací. Luchó con coraje, valentía y sentido del humor, y un día de 2018 le llevé al médico, que pensó que no era nada, y a las 2 de la mañana, tras una exploración, salió del quirófano y me dijo que tenía un tumor de 10 cm’, recordó, y la joven Aplaudió su entusiasmo al enfrentarse a la enfermedad.
La llegada de Ana Sandra: ‘Me salvó la vida’.
‘Dos semanas antes de dejarnos, en el hospital me pidió que le diera papel y boli. Estaba muy enfermo y apenas podía escribir. Sin poder contener las lágrimas, se dio la vuelta y dijo a quienes cuestionaban la aparición de su nieta Ana Sandra: ‘Dejó su testamento en un papel. ¿Hay alguna madre en el mundo que no cumpla la voluntad de su hijo? Dígame una sola. No, ese fue su deseo».
«Anita huele a Ares. Eso es todo». He vuelto a vivir. La vida tiene sentido. Anita es la razón que me ha salvado la vida durante los últimos tres años, cuando no quería estar aquí», confesó emocionada, confirmando que la niña le había dado la energía necesaria para volver a vivir y sonreír tras la muerte de su hijo.