Madrid, 29 Sep (EUROPA PRESS) – Se ha realizado un sorprendente descubrimiento sobre el desarrollo de las anémonas.
Un sorprendente descubrimiento sobre el desarrollo de las anémonas de mar sugiere que un estilo de vida depredador determinó su evolución y tuvo una importante influencia en el origen de su sistema nervioso.
Investigadores dirigidos por el profesor Thomas W. Holstein, de la Universidad de Heidelberg, lograron demostrar que las larvas de la pequeña anémona Aiptasia, según se recoge en un nuevo artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, no dependen de las algas, sino que se alimentan activamente de presas vivas. Las larvas de anémona utilizan células branquiales especializadas y redes neuronales sencillas para capturar a sus presas.
La gastrulación desempeña un papel importante en el desarrollo embrionario temprano de los organismos pluricelulares. En su forma más simple, el estómago se desarrolla a partir de una esfera celular hueca llamada blastodermo, formando un estadio larvario con intestino y boca”. Holstein, biólogo evolutivo y del desarrollo del Centro de Estudios Organísmicos (COS) de Rupert-Carola, afirma: “Todos los animales pasan por esta etapa de gastrulación”.
Ira Megel, miembro de su grupo de investigación, pudo demostrar que las larvas de las anémonas de mar ya pasan por una fase de gastrulación tardía, en la que capturan presas de tamaño adecuado con sus aguijones, las tragan con la boca y las digieren en su intestino primitivo.
Las anémonas de mar son un sistema modelo para estudiar la endosimbiosis de los corales y otros cnidarios. Los corales viven en aguas pobres en nutrientes, donde las larvas y los pólipos jóvenes absorben células de algas simbióticas. Sin embargo, en Aiptasia, este proceso es importante para los adultos pero no para el crecimiento y establecimiento de las larvas. Esto sugiere que la nutrición es un paso importante en el cierre del ciclo vital”, afirma Holstein en un comunicado.
Los estudios de laboratorio sobre las condiciones nutricionales han demostrado que el alimento de las pequeñas larvas de Aiptasia debe ser lo suficientemente pequeño y vivo. Las larvas de cecilias de Tisbe miden entre 50 y 80 micrómetros y tienen un tamaño similar al de las larvas de Aiptasia, lo que las convierte en una fuente de alimento ideal.
Las larvas crecen de forma continua y rápida, se asientan en el sustrato y se metamorfosean en pólipos primarios. De este modo”, explica Megel, “pudimos criar por primera vez pólipos maduros y sus crías”.
Al cerrar el ciclo vital de Aiptasia, por fin son posibles los experimentos de genética molecular necesarios para estudiar la función de este importante modelo de endosimbiosis”. La coautora del estudio, la Dra. Annika Guth, de la Ludwig-Maximilians-Universität München, también considera este enfoque experimental un gran avance para el estudio de este sistema modelo.
Como subraya el profesor Holstein, los datos obtenidos dibujan una nueva imagen del estilo de vida depredador que es una característica clave del estómago de los cnidarios. El evolucionista Ernst Haeckel (1834-1919) propuso por primera vez la “hipótesis de la gástrula”.
Según la hipótesis de Haeckel, la gástrula era una forma de vida que filtraba partículas como una esponja. En cambio, la gástrula depredadora de Aiptasia y otros cnidarios tiene células urticantes especializadas para atrapar a sus presas”, afirma Holstein. Según Holstein, la forma de vida depredadora en forma de estómago con órganos liberadores de toxinas, que también se encuentra en organismos unicelulares y rotíferos simples, puede haber sido una importante fuerza motriz en la evolución temprana de los organismos pluricelulares y el desarrollo de sistemas nerviosos complejos y bien organizados.