Marta Borrás. Bruselas, 1 oct (EFE) – Casi todos los revestimientos de suelos que se venden como madera en la Unión Europea están fabricados con materiales que, a pesar de sus etiquetas y apariencia, no se parecen a la madera.
El precio es la principal razón por la que muchas empresas europeas y de terceros países, entre ellas conocidas compañías de viviendas y decoración, han optado por estas alternativas menos sostenibles para la fabricación de suelos y muebles.
Así, en 2020, el 90% de los suelos vendidos como de madera en la UE eran de vinilo chino y sólo el 10% de madera auténtica.
Las asociaciones comerciales de la madera no condenan el uso de alternativas más baratas, sino la existencia de una legislación europea que permite afirmaciones engañosas en este ámbito.
Los estudios de mercado demuestran sistemáticamente que los consumidores prefieren la madera auténtica”. advierte Hans-Joachim Danzer, Presidente y Director General de Danzer.
En unas declaraciones obtenidas por EFE, el máximo responsable del líder mundial en madera decorativa asegura que la empresa ha comprobado “de primera mano” los efectos de este etiquetado engañoso y que cada vez son más los clientes que optan por productos de imitación.
Ursula Geissmann, directora ejecutiva de la iniciativa Furnier + Natur, que representa a la industria europea de la chapa de madera, declaró a EFE: “Hay muchas imitaciones y réplicas de madera, por ejemplo en superficies de muebles y revestimientos de suelos.
En la gama baja y media de precios, hay muchas láminas de plástico y papel con imágenes de madera auténtica impresas. Los no expertos no saben distinguirlas de la madera auténtica, y los comerciantes no las explican porque su objetivo es vender.
No se trata de un fenómeno “nuevo” -los sustitutos de la madera y la chapa existen desde hace unos 25 años-, pero sí creciente, según los expertos. Culpan al uso de frases como “roble antiguo”, “roble rústico” y “roble Saint-Josee” para superficies que no son de madera.
Los consumidores, “cada vez más concienciados con el cambio climático” y que quieren productos ecológicos y sostenibles, están siendo engañados, afirma Geissmann.
En Estados Unidos, por ejemplo, una agencia nacional de publicidad obligó este año a una empresa a dejar de utilizar la palabra “madera” para un sustituto no maderero.
Las empresas del sector esperan que en Europa se tomen decisiones similares.
Con este fin, en las últimas semanas se han presentado denuncias para que las autoridades de protección del consumidor de Alemania, España y otros países inicien investigaciones de mercado y sancionen a las empresas por prácticas engañosas.
El sector señala que se trata de un proceso costoso e ineficaz, ya que la competencia suele dejarse en manos de las autoridades locales.
En España hay 17 autoridades competentes, y cada comunidad autónoma tiene procedimientos y requisitos diferentes.
¿Qué debe hacer la UE para corregir esta situación?
En este ámbito, la UE debería abordar los problemas existentes a través de la regulación, tanto en términos de pactos verdes como de protección del clima. Los grupos de protección de los consumidores deberían debatir esta cuestión del mismo modo que lo hacen con los alimentos veganos. Las salchichas son salchichas sólo si están hechas de carne. Las albóndigas deberían llamarse bratling o patties. Lo mismo debería hacerse con la madera”, añade Geissmann.
En España, el sector lucha por una revisión de la normativa que ponga fin a esta práctica engañosa.
Si no hay cambios, “toda la industria española de la madera está en peligro”, afirma Javier Elbaz, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Parquet, en declaraciones recogidas por EFE.
El sector “espera que el nuevo Gobierno, sean cuales sean sus colores, siga dando prioridad a este asunto”, dijo.
Miriam Thiemann, de la Agencia Europea de Medio Ambiente, una red de más de 150 organizaciones ecologistas de la sociedad civil, explicó a EFE que la sostenibilidad de un producto “depende en gran medida de cómo se obtienen y producen sus materiales”.
Etiquetar un producto como fabricado con madera, a pesar de su bajo contenido en madera, va en contra de la transparencia y la confianza del consumidor. Confunde a los consumidores y les impide elegir con conocimiento de causa. Un etiquetado claro y transparente es esencial para un mercado sostenible. Esto se debe a que permite a los consumidores comprar lo que se ajusta a sus valores y a lo que realmente desean”, afirmó.
Danzer AG y otras empresas europeas y asociaciones de fabricantes han lanzado la campaña “Wood4 for Real” para concienciar sobre este tema.
Los datos publicados como parte de la campaña muestran que, mientras que en 2018 había 397.000 empresas madereras activas en la UE, el 75% de las empresas de fabricación de chapa de madera cerraron entre 2000 y 2020, lo que supuso la pérdida de unos 15.000 puestos de trabajo en la Europa rural.
‘Por ejemplo, las ventas de chapa real se han desplomado en los últimos años. Muchas empresas han quebrado porque las alternativas son más baratas y se venden mejor. Ahora vemos una oportunidad en el sector maderero para educar a los consumidores. Desde nuestro punto de vista, los productos de madera sólo deberían asociarse con el nombre de madera, no con el de productos de plástico”, argumenta el responsable de la iniciativa Furnier + Natur.
Las empresas que piden estos cambios legislativos también argumentan que protegerían la competitividad de la UE y revitalizarían la industria maderera europea, cuyo valor actual supera los 100.000 millones de euros EFE.
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