— Bruselas pide a España que refuerce su “capacidad administrativa” para canalizar los fondos comunitarios restantes
fumata blanca La Comisión Europea ha dado el visto bueno a la segunda fase del Plan de Reconstrucción y Rehabilitación presentado por España. El Gobierno español presentó la llamada adenda el pasado mes de junio, y tras ampliar el periodo de análisis, debido principalmente a las vacaciones de verano, Bruselas aprobó la propuesta del Gobierno español para recibir hasta 93.500 millones de euros. La mayor novedad fue la aprobación de la petición del Gobierno de excluir la imposición de tasas a las autopistas a partir de 2024, que estaba incluida en el plan original.
Según los funcionarios de la Comisión, las principales razones para aceptar esta enmienda son que los costes de los usuarios de la carretera han aumentado durante la crisis energética y que ya se está estudiando la posibilidad de imponer un impuesto al tráfico rodado en la reforma del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE), que se basa en el principio de “quien contamina paga”.
Los peajes de las autopistas se convirtieron en uno de los principales enfrentamientos durante la campaña electoral, cuando Alberto Núñez Feijóo le echó en cara a Pedro Sánchez un peaje de autopista durante un debate electoral. ‘¿Pero de qué habla usted, señor Feijoo?’, le contestó el presidente. En aquel momento, sin embargo, la introducción de un “sistema de financiación” para las autopistas era una de las promesas del plan de recuperación. Sin embargo, en un addendum presentado a Bruselas un mes y medio antes, el Gobierno había intentado excluir esta medida. En ese momento, aún no había sido aprobada por el Ejecutivo comunitario.
La aprobación de esta modificación del plan de recuperación, con cambios en un total de 52 medidas iniciales, supone que ya no estará bloqueado el acceso a 93.500 millones de euros. El desglose es el siguiente: 83.200 millones de euros en préstamos y 10.300 millones en transferencias (7.700 millones más de lo previsto inicialmente, que representan ajustes del plan inicial debido al colapso económico, y 2.600 millones procedentes del programa RePowerEU); si los Veintisiete dan el visto bueno definitivo, 1.400 millones procedentes de RePowerEU, transferidos directamente a las arcas públicas españolas como préstamo anticipado.
La mayoría de los cambios se deben a la situación macroeconómica provocada por la guerra de Ucrania, la inflación, propuestas de “alternativas mejores para alcanzar los objetivos originales” o “dificultades técnicas y jurídicas imprevistas”.
España es el país más avanzado en la aplicación de su plan de recuperación, cuyo objetivo es recibir un total de 160.000 millones de euros en transferencias directas y préstamos. Hasta ahora, ha recibido más de 37.500 millones de euros, más de la mitad de las transferencias previstas en tres desembolsos; es el único Estado miembro que ha recibido un tercer desembolso.
La Comisión resta importancia a los retrasos en la aplicación, que reconoce son comunes a todos los Estados miembros, especialmente en España, donde la disolución del Parlamento español dio lugar a elecciones anticipadas con varias medidas sin aprobar. Por ello, subrayan que los plazos de aplicación de los planes son “orientativos” y que lo más importante es tenerlo todo listo para agosto de 2026. Las mismas fuentes restan importancia a la interinidad del Gobierno de Pedro Sánchez y al retraso en la aprobación de los Presupuestos Generales para 2024.
Los Veintisiete han puesto en marcha este instrumento, dotado con un total de 8.000 millones de euros, para superar la crisis que ha dejado la pandemia. Ahora, los responsables económicos de Bruselas sostienen que su aplicación es la forma de impulsar la economía en un momento en que el crecimiento económico está por debajo de las expectativas y el pesimismo empieza a dominar a los tecnócratas de la Comunidad Europea y algunas capitales. Sin embargo, el segundo informe de aplicación de la Comisión ha sido un trago amargo, pues muestra que sólo se ha utilizado el 22% de los fondos. De hecho, seis países ni siquiera han solicitado el reembolso.
La recomendación de Bruselas a España es que refuerce su “capacidad administrativa” para utilizar los fondos restantes, que ascienden a más del doble de lo que España ha recibido hasta ahora.
Según explicó la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en la presentación de la adenda, la intención del Gobierno en esta segunda fase es adaptarse a las ‘realidades geopolíticas’ apostando por la ‘independencia estratégica’ de cinco sectores: energía, agroalimentación, industria, tecnología y digital. “Además, la inversión en vivienda es un elemento clave.
20.000 millones de euros están depositados en un fondo del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para financiar inversiones en vivienda, agua, gestión de residuos e I+D+i en la Comunidad Autónoma. Otros 22.500 euros se gestionarán a través del ICO, que concederá préstamos en condiciones favorables a empresas y pymes para la transición verde y digital.
Estas líneas de préstamos incluyen una dotación especial de 1.000 millones de euros para el sector turístico, una línea de préstamos del ICO para fomentar el alquiler de viviendas (4.000 millones de euros), un fondo “Next Tech” (4.000 millones de euros) y un fondo de 1.500 millones de euros para fomentar la producción de las empresas del sector audiovisual español.
Además, el préstamo cubrirá, entre otros, los fondos SEPI y Cofides ya utilizados a partir de 2020 para apoyar la solvencia de las empresas más afectadas por la COVID-19, y los mecanismos ya previstos en los planes de acompañamiento de la reforma laboral y del ingreso mínimo vital.
Calviño añadió: “Los fondos se destinarán a reforzar proyectos estratégicos como PERTE para la descarbonización de la industria y PERTE Chip para el desarrollo de la capacidad de diseño y fabricación de semiconductores”.