Eagle Pass, Texas – A pesar de la estrecha vigilancia en la zona aledaña al Paseo del Río Bravo, un grupo de hasta 30 migrantes llegan en vehículos particulares para cruzar de manera irregular en dirección a Eagle Pass. Las bandas de polleros continúan desafiando a las autoridades.
Sin importar la presencia de soldados y Guardia Nacional, hombres, mujeres y niños son vistos salir de las calles hacia Paseo del Río y dirigirse hacia el valle por el Puente Negro, Las Ajantas y la colonia Morelos.
Los traficantes los encierran en casas de seguridad en la Zona Centro, la calle Morelos y la calle Guerrero. Alrededor de las 7 de la mañana o las 7 de la noche, cuando las autoridades estadounidenses y mexicanas hacen el cambio, es cuando se produce la mayor parte del contrabando.
Las autoridades buscan desarticular bandas de polleros, pero éstas se pervierten y también utilizan los hoteles para ocultar a migrantes indocumentados y sin papeles, como el Hotel Santa Rosa y el Hotel Villa de Fuente, donde diariamente llegan decenas de extranjeros para quedarse unas horas o días Algunos utilizan los hoteles para ocultar a migrantes sin documentos y sin que se lleven a cabo operaciones.
Los cuerpos de un migrante y la osamenta de otro fueron encontrados por autoridades de la Patrulla Fronteriza y del Departamento de Seguridad Pública de Texas en los ranchos llamados Río Bravo y La Paloma, respectivamente.
El sheriff Tom Schmaber reveló que los huesos encontrados por las autoridades migratorias pertenecen a una hondureña, María Nora Vázquez Membrinho, de 30 años, según los documentos.
El cuerpo fue encontrado en una zona remota de un rancho en la carretera 57, donde podría haber muerto de deshidratación. El hombre hallado en el río cerca del rancho Ritchie no tenía documentación.
Ambos hombres fueron puestos bajo custodia y llevados a la oficina del forense para realizarles la autopsia.
Dos niños de siete años encontrados en las orillas del río Bravo fueron rescatados por guardias fronterizos.
Corrían peligro de ser arrastrados por la corriente. Eran una niña y un niño, hermanos, y habían sido abandonados a su suerte por contrabandistas.
Los funcionarios de inmigración consiguieron trasladarlos a un lugar seguro y posteriormente comprobaron su estado de salud.
Como no iban acompañados de un adulto, fueron acogidos en un centro de acogida de menores y se inició una investigación para localizar a sus familiares en Estados Unidos.