19 oct Caracas (EFE) – Declaraciones y programas enteros explicando las «debilidades» del proceso de primarias de la oposición en Venezuela, la amenaza de investigaciones y hasta la promoción de supuestas polémicas entre candidatos son parte.
Liderada por el primer vicepresidente Diosdado Cabelló, del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), la campaña contra las primarias y sus candidatos continuó casi a diario en ruedas de prensa, actos públicos, programas de televisión y en casi todos los espacios vinculados al Ejecutivo y al chavismo.
Ejemplos de ello son la declaración del presidente Nicolás Maduro de que los candidatos de la oposición querían la «guerra» y la «destrucción económica» del país, y la sugerencia de Cabelló de que las elecciones estaban dirigidas por Estados Unidos y que era «imposible» que se celebraran según lo previsto.
Los desacuerdos entre los partidos de la oposición sobre diversos aspectos del proceso alentaron la estrategia de Chávez de centrarse en las críticas y aprovechar cualquier error para debilitar a sus oponentes.
Además, el oficialismo ha sugerido una investigación sobre la financiación de las elecciones, acusando a la organización de querer hacerse con parte de los fondos para sufragar el proceso de cara al 22 de octubre.
Al mismo tiempo, simpatizantes del PSUV participaron en actos violentos en varias zonas visitadas por candidatos que denunciaron ataques contra su partido, como María Corina Machado, Delsa Solórzano o Henrique Capriles, que retiró recientemente su candidatura.
Dirigentes chavistas criticaron a la oposición por alentar las elecciones en la televisión nacional, a pesar de que habían llamado a no participar durante más de cinco años y señalaron la transparencia del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Los comentarios contrarios a las elecciones parciales en Venezuela no sólo han procedido del chavismo.
Disidentes opuestos al gobierno de coalición del CNE, e incluso un miembro de la Comisión Electoral que posteriormente dimitió, han señalado errores y advertido de un posible fracaso.
Las elecciones podrían haberse suspendido en junio.
En ese momento, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) admitió a trámite un recurso de inconstitucionalidad presentado por el candidato independiente a la reserva presidencial, Luis Ratti, en el que pedía la disolución del proceso.
Alegando que «pidió un proceso civil abierto, pero lo convirtió en un proceso sectario», Ratti mantuvo su posición de que su recurso no buscaba «sabotear» las elecciones, ni estaba relacionado con el partido gobernante, sino que servía al interés de «depurar a la oposición». Argumenta.
Porque los que se dicen opositores pero hacen cosas que definitivamente favorecen al gobierno, como la división, la abstención, la violencia y los actos ilegales (…) son los verdaderos chavistas’, dijo Ratti a EFE.
Hasta ahora, pese a los reclamos de los denunciantes, el TSJ no se ha pronunciado sobre el caso.
María Carolina Uzcategui, vicepresidenta de la comisión electoral y defensora del proceso electoral, hizo una serie de preguntas sobre las elecciones parciales.
‘Mi pregunta es que no hubo suficientes mesas electorales, la segunda pregunta siempre tiene que ver con la suficiencia de las mesas electorales’, explicó Uzcategui, asegurando que ‘hacer una pregunta no es machacar por implicación’. Ella, al igual que otros políticos y miembros de la sociedad civil considerados antichavistas, argumentan que organizar unas elecciones sin el apoyo del CNE es «inviable» y generará abstención entre el electorado.
A pocos días del evento, el partido opositor Fuerza Vecinal emitió un comunicado en el que pide ‘suspender y reconsiderar el proceso’, por considerar que ‘no están dadas las condiciones’ y que ‘en estas circunstancias’ un ‘fracaso en las primarias le daría la victoria al gobierno’. Categoría Mundo, Portada América, Portada España