Economicas

Cuando la democracia sale mal: Singapur y Argentina

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Su superficie es de 720 kilómetros cuadrados y su población es de 5,7 millones (el Gran Santo Domingo tiene 1.400 kilómetros cuadrados, el doble que Singapur).

Todo el mundo ama a Singapur. Qué gran país, uno de los más desarrollados del mundo, con un salario per cápita de 130.000 dólares al año, calificación crediticia AAA, puntuaciones máximas en educación y salud, y bla, bla, bla. Su superficie es de 720 kilómetros cuadrados y su población es de 5,7 millones (el Gran Santo Domingo tiene 1.400 kilómetros cuadrados, el doble que Singapur).

Pero mucha gente no sabe que Singapur ha sido gobernado desde su independencia en 1959 por un solo partido, el PAP o Partido de Acción Popular, que controla todo el poder estatal. El famoso modelo de Singapur combina un gobierno fuerte y altamente autoritario, con restricciones a la ciudadanía y un énfasis en la meritocracia y el buen gobierno, gracias a la estabilidad política, el crecimiento económico y el orden social armonioso. Estamos hablando de una democracia muy exitosa, pero esa no es la democracia que tenemos aquí, donde cada uno hace lo que quiere.

En Singapur no puedes orinar en ningún rincón porque te pueden cortar el pene. Argentina tiene un territorio de 2.780.400 kilómetros cuadrados y una población de 46 millones de personas. Pero su economía es terrible, a pesar de que es uno de los graneros del mundo y tiene abundantes recursos naturales.

¿Cuál es la diferencia entre Singapur y Argentina? En primer lugar, la democracia es sinónimo de buena gobernanza, pero con mano dura y casi totalitarismo. En el segundo caso, la democracia es otra cosa mala y la gente no entiende en absoluto lo que significa restablecer el orden en el caos actual.

Los argentinos prefieren vivir la vida loca mientras la inflación es del 130% y la pobreza es del 40%. Milei, a quien muchos consideraban un loco, pudo salvar a Argentina y convertirla en Singapur, porque tenía los medios y recursos. Pero el modelo de democracia de Argentina es lo más parecido al vertedero de DUQUESA, donde mucha gente preferiría revolcarse en la basura antes que salvar al país.

Los primeros pasos que tomó Milei fueron adecuados para abordar el caos económico y la anarquía, pero la democracia al estilo argentino nunca permitiría que esto sucediera. ¿Se imagina al Partido Acción Popular de Singapur gobernando Argentina? De darse esta hipotética situación, Argentina, después de Estados Unidos y China, tendrá la economía más poderosa del mundo.

Mucha gente dirá que les gusta nuestro estilo democrático, tolerante, complaciente, abierto y negociable, aunque sigan orinando en las calles.

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