Washington, Estados Unidos.- El próximo 5 de noviembre no solo Donald Trump y Kamala Harris estarán en las papeletas electorales como candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Nombres como Claudia de la Cruz, Jill Stein o Chase Oliver también aparecerán en algunos estados tras haber logrado el hito de convertirse en candidatos.
«Es muy evidente lo difícil que puede ser presentarse como candidato fuera del sistema bipartidista. Se crean toneladas de barreras que dificultan llegar a las urnas», cuenta a EFE Chase Oliver, candidato del Partido Libertario.
Gracias a una recaudación de unos 440.000 dólares — irrisoria, comparada con los 1.000 millones largos que han recaudado y gastado Trump o Harris — , Oliver ha logrado estar presente en 47 de los 50 estados. Todo ello tras superar las distintas leyes estatales para poder presentarse, que es a lo que ha destinado gran parte del dinero.
«El efecto saboteador a terceros partidos» existente en la democracia estadounidense deja fuera de juego a partidos menores y a candidatos independientes, afirma.
En un sistema electoral «de mayoría simple», creado para favorecer a los dos grandes partidos históricos, el Republicano y el Demócrata, es muy difícil tener alguna representación real, explica a EFE Kirk A. Randazzo, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Carolina del Sur.
En los países que utilizan sistemas de «votación proporcional», sin embargo, los partidos más pequeños «tienen una probabilidad mucho mayor de lograr que sus candidatos sean elegidos porque necesitan márgenes más pequeños».
Chase señala también este como uno de los motivos. Igualmente, la existencia de «la práctica de manipular los distritos electorales, donde los demócratas y los republicanos se crean distritos muy seguros para sí mismos».