Hace una semana sonaron todas las alarmas. Un diablo negro, una especie de pez de aguas profundas que vive en el fondo del mar, apareció en una playa de Tenerife a plena luz del día. Los expertos no lo podían creer porque se trataba de un “pez legendario que sólo unos pocos habían visto vivo”. Su hipótesis principal era que esta especie de aguas profundas podría haber estado sufriendo una enfermedad que la había llevado a la superficie. Y así se confirmó: según EFE, murió pocas horas después de ser avistado.
El cuerpo de este ejemplar de «Melanocetus Johnsonii», de apenas unos centímetros de largo, fue trasladado -para sorpresa de muchos usuarios de las redes sociales- al Museo Natural y Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife. El biólogo explica que tras convencerse de la muerte del pez, lo sacaron del embalse como muestra y lo transportaron. Ahora comienza el proceso de análisis e investigación que nos ayudará a conocer más sobre esta desconocida especie de aguas profundas. Sin embargo, los expertos creen que sus muertes pudieron haber sido causadas por factores como cambios repentinos en las corrientes oceánicas, condiciones ambientales adversas o enfermedades que los debilitaron y los obligaron a abandonar el fondo marino. Pez diablo negro
El avistamiento se produjo el pasado 26 de enero frente a la costa de la playa de San Juan en el municipio de Guía de Isora, Tenerife. Un grupo de biólogos marinos que lo encontraron en el marco de una campaña de investigación sobre la pesca de tiburones de la organización no gubernamental Condrik-Tenerife no podían creer lo que veían.
“Lo vimos cuando ya estábamos de regreso en el puerto. Pasamos y vi algo negro, no parecía plástico ni nada, me pareció extraño. Después de examinarlo, pasamos unas horas con él. «Estaba estropeado y no estaba en buen estado, sólo duró unas horas», explica en una entrevista con Efe la bióloga marina Laia Valor. “No estamos seguros, pero no es normal. Se trata de un fenómeno muy específico y esporádico. «No podemos decir que esto nunca sucede, aunque este tipo de avistamientos serían más comunes si ocurriera a mayor escala, pero sí podemos decir que puede ser la primera vez que se registra de esta manera», añadió en sus declaraciones, añadiendo que el rape de aguas profundas vive en las profundidades del océano. Suele ocurrir a profundidades entre 200 y 2.000 metros, lo que hace que este evento sea completamente inédito. Los expertos creen que las posibles causas incluyen la huida de un depredador, una corriente que lo arrastró o una enfermedad.
Su color oscuro y sus dientes pronunciados con colmillos afilados son reconocibles, lo que le da una apariencia única. También tiene la capacidad de producir bioluminiscencia a través de una extensión ubicada en su frente. Esto se hace mediante el uso de bacterias simbióticas bioluminiscentes que actúan como cebo o señuelo para atraer a las víctimas.
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