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Comienzo con China, malestar estadounidense, irritación de Meloni, misiva marroquí

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La más arriesgada y tal vez la más inteligente, si ese movimiento estratégico no pierde el apoyo implícito de la Comisión Europea en las curvas que se aproximan.

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EE.UU. reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara prescindiendo de la ONU

La apertura china de España en plena crisis internacional es una de las jugadas más arriesgadas de la diplomacia española desde la crisis con Marruecos en mayo de 2021. La más arriesgada y tal vez la más inteligente, si ese movimiento estratégico no pierde el apoyo implícito de la Comisión Europea en las curvas que se aproximan. En Bruselas se está preparando en estos momentos una cumbre UE-China para el mes de julio. El viento de esta semana ha soplado en dirección a Pekín.

La noticia de la agencia Reuters sobre la respuesta china al ataque arancelario de Donald Trump estaba ilustrada el viernes con una foto del presidente Xi Jinping ante las banderas de España y China. La bandera de España en el centro del escenario. Hace unos meses, cuando empezó a prepararse el tercer viaje de Pedro Sánchez a China, nadie podía imaginar en Moncloa ese escenario de máxima tensión. El viaje no se quiso aplazar ni suspender.

España, país puente de la Unión Europea con China, sin adherirse a la Nueva Ruta de la Seda, lo cual sería *casus belli* para Washington. Estamos hablando del principal proyecto estratégico chino para el siglo XXI, que contempla fuertes inversiones en infraestructuras, con especial predilección por los puertos. España recibió la oferta de adhesión en el 2018, y Sánchez, que acababa de llegar al gobierno, dijo no. Italia dijo sí y Washington no paró hasta conseguir, el año pasado, que Giorgia Meloni arrojase la seda china a la papelera.

Giuseppe Conte dio el paso, Mario Draghi lo congeló, y Meloni rompió el trato, no sin disgusto, puesto que China es un mercado muy deseado por el Made in Italy. En un plazo de tres años, Italia ha tenido que renunciar al gas ruso, del cual dependía en un 60%, y a una vía de acceso especial al gigantesco mercado chino.

Meloni está furiosa, observando cómo el viento de Bruselas sopla ahora en dirección a Pekín y Sánchez intenta obtener mejores posiciones en China sin meterse en el berenjenal de la Nueva Ruta de la Seda.

La primera ministra italiana también está enfadada con el presidente español porque hay muchas miradas puestas en el próximo viaje de Meloni a Washington y nadie en Bruselas ha puesto en cuestión, al menos públicamente, el atrevido viaje de Sánchez a China. Giorgia Meloni jugará ante Trump la carta del frente antichino en Europa, dibujando una posición muy antagónica a la del presidente español. De regreso a Italia se reunirá con el vicepresidente J.D. Vance, de vacaciones en Roma.

Ayer Meloni se fotografió con Santiago Abascal, también de vacaciones romanas. Una imagen amical pese a la deserción de Vox del grupo de los Conservadores en el Parlamento Europeo (grupo animado por el partido de Meloni), para sumarse a la vigorosa plataforma encabezada por el líder húngaro Viktor Orbán (Patriotas por Europa), más explícitamente trumpiana. La foto, colgada ayer por Abascal en las redes sociales, nos dice que las viejas amistades perviven. Parece un mensaje a Sánchez. Fuentes de los Hermanos de Italia señalaron ayer que se trata de un gesto amistoso sin relación alguna con el reciente viaje del presidente español a China, informa Francesco Olivo desde Roma.

Hay malestar en el Gobierno estadounidense por la bandera española en Pekín. Así lo dejó entrever el pasado miércoles el secretario del Tesoro. “Acercarse a China es ponerse un cuchillo en el cuello”, advirtió Scott Bessent. Primer aviso.

Ha habido esta semana otro mensaje de Washington a España. Un mensaje más indirecto, pero relevante, aunque sepultado por el alud de noticias sobre los aranceles. El pasado martes, el secretario de Estado, Marco Rubio, recibió al ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Naser Burita. No fue una reunión rutinaria. Estados Unidos reitera el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental y apoya la propuesta de autonomía “sería, creíble y realista” como “única base para una solución justa y duradera a la disputa”. En el comunicado oficial de la Secretaría de Estado no hay ninguna referencia a la ONU. Hace ahora tres años, España apoyó la propuesta marroquí de convertir el Sáhara en una provincia autónoma, supeditando ese paso a una decisión arbitral de las Naciones Unidas. EE.UU. pasa ahora de la ONU. Esa es la clave principal de la nota.

El próximo movimiento de Estados Unidos podría ser la apertura de un consulado en la localidad saharaui de Dajla (antigua Villa Cisneros), decisión que la administración Biden no quiso tomar en los últimos cuatro años. Francia podría también estar dispuesta a abrir consulado en Dajla. La cuestión del Sáhara Occidental adquiere así una nueva dimensión. Mensaje para España.

Ha sido también una semana complicada para el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. El pasado fin de semana, el Partido Popular tendía la mano a Sánchez para apoyar el decreto de ayudas a los sectores afectados por los aranceles estadounidenses, y el martes ya frenaba. Feijóo viajó el viernes a Bruselas para apoyar a Dolors Montserrat como futura secretaria general del Partido Popular Europeo. Es un premio de Manfred Weber a Feijóo, sin el adorno de una buena foto con Ursula von der Leyen. No hubo posado. Von der Leyen aparece de espaldas en la imagen difundida. El voto negativo del PP español a la nueva Comisión Europea, el pasado mes de noviembre, sigue pesando en Bruselas. Feijóo deberá decidir en los próximos días si apoya el decreto sobre los aranceles. Dio un primer paso de apoyo al Gobierno y se enfrió al ver la envergadura que tomaba el viaje de Sánchez a China.

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