Salud

La búsqueda de serenidad: Pensamientos de Ana Simó después del cierre de Jet Set

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Tener una creencia espiritual que es algo muy personal; hay gente que está enfadada con Dios y ese es su derecho.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

¿Cómo recuperar la calma? ¿Dónde reside la luz que se vislumbra al final del trayecto? Son preguntas que se hacen muchas personas ahora, de diferentes formas, luego del desastre causado por el derrumbe del techo de la discoteca Jet Set, donde han fallecido hasta el momento 226 personas.

Nada volverá a ser igual, es cierto, los recuerdos son imposibles de borrar, pero hay que seguir adelante por muy difícil que parezca.

No existe una fórmula mágica, afirma la doctora Ana Simó, quien entre sus especialidades es experta en duelos.

“¿Ahora recuperar el bienestar? Es un proceso que cada persona vivirá de manera muy individual. No puedo decir una fórmula mágica, porque no es así. Cada ser humano tiene sus propias herramientas, y algunos ni siquiera las conocen, porque siempre han evitado el dolor, no han conectado con un dolor muy colectivo”, explica la directora del Centro Vida y Familia.

Simó expresa que en este momento se percibe un ambiente cargado, mucho pesimismo y negatividad entre la gente, muchos a la defensiva, y eso es normal, por lo que entiende a la gente que le escribe diciendo que perdió su paz, no duerme bien, tiene muchas pesadillas y se siente invadida por el miedo.

La experta dice que el miedo es una de las reacciones primarias más humanas y necesarias, y en este momento está desatado al cien por ciento, y todo eso es natural; como también es natural que haya personas que no sienten nada, porque no conectaron con lo sucedido. Están en su derecho, afirma, pero colectivamente hay un malestar, una angustia muy visceral.

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“Déjame decirte que esta catástrofe ha disparado los problemas de salud mental. Personas que ya venían arrastrando, quizás de manera silenciosa, un problema de ansiedad, de tristeza profunda, de angustia, de inseguridad, todo esto lo agravó, y a esto súmale, el que quizás estaba muy equilibrado y también ha perdido el norte. Eso nos hace humanos, porque los seres humanos sentimos, cuidamos de la manada y eso es parte nuestra”.

Resalta el hecho de que, como siempre, hay gente que se va a aprovechar, y eso se ve desde siglos atrás. Son personas que no conectan, sino que buscan sacar provecho de todo y hoy en día, más que un provecho económico, hay un deseo de “views”.

“Una cosa que le digo a mis pacientes es que tienen que ser compasivos consigo mismos, porque algo que se ve mucho en consulta es que algunos dicen: ‘llevo varios días sin dormir bien, ayúdame a dormir’. Porque queremos llegar al extremo del bienestar, cuando realmente, por ser personas que nos vinculamos, que sentimos, tener un proceso de sanación y paz nos lleva tiempo, que pueden ser días e incluso meses. Y eso no los hace más débiles que otros, es que cada uno tiene herramientas muy propias, pero también tenemos que asumir una parte de crisis que es muy personal”.

Menciona el caso de personas que evaden y aquel que evita, que no quiere asumir, le va a tomar más tiempo. Porque muchas veces anestesian todo el malestar a través de drogas, alcohol, un trabajo excesivo o involucrándose en cosas que no son sanas, como comer comida chatarra.

Un día a la vez

La también terapeuta de pareja y sexóloga dice que este es un proceso de un día a la vez, un proceso de encarar lo que siento, escucharme, entender que hay cosas que no van a tener respuesta, como la gente que cuestiona cómo Dios permitió algo así donde había gente tan buena.

Aconseja dejar de buscar respuestas y tratar de conectar con su entorno, con la familia, con la gente que quiere. Tener una creencia espiritual que es algo muy personal; hay gente que está enfadada con Dios y ese es su derecho. Pero Dios va a buscar la forma de reconciliarse con esa persona.

Dice que hay que entender que el malestar es parte del proceso y cada uno debe asumirlo, pero al mismo tiempo, buscar apoyo.

“Lo que más dice la ciencia, no es el aislamiento, es estar con los tuyos, poder ayudar a otros, ser compasivos con nosotros y respetar la forma de cada una de las personas que están a tu alrededor. No es cierto que todo el mundo lo va a hacer como tú, y porque no lo hagan como tú, no tienes derecho a juzgar. Cada uno va a usar las herramientas que ha podido cultivar a través de los años”, concluyó.

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