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En billetes de 20 así lo recibió del entonces presidente Joaquín Balaguer para solventar el pago de la Villa Olímpica de los Juegos Centroamericanos y del Caribe “México 90”.
Durante su amplia trayectoria en el deporte, el doctor José Joaquín Puello Herrera tuvo que enfrentar situaciones propias de las carencias del país que bien podrían ser material de un libro, si se lo propusiera.
Una de las más graciosas y que hoy relata como anécdota le ocurrió en 1990, bajo la presidencia del doctor Joaquín Balaguer en medio de una incandescente crisis agravada por la falta de combustibles y prolongados apagones.
Puello Herrera estaba en su octavo año como presidente del Comité Olímpico Dominicano (COD), de cara a los XVI Juegos Centroamericanos y del Caribe “México 90”.
La delegación dominicana no disponía de los 382 mil dólares que debía pagar para hospedarse en la Villa Olímpica, lo cual implicó que el doctor Puello Herrera no acompañara a la misma cuando salió para Ciudad México y tuvo que quedarse aquí hasta un día antes de la inauguración, gestionando los recursos.
“No había dinero en el país. Estábamos en plena crisis, no pude ir con la delegación y tuve que esperar el sábado en la mañana del día anterior a la inauguración de los juegos para ir al Palacio (Nacional) y recoger 382 mil dólares que el presidente Balaguer, hoy fenecido, me entregó en una caja de zapato”, reveló sonriente durante la extensa entrevista que tuvo en el programa dominical “La Hora del Deporte”, que se difunde de una a dos de la tarde por CDN, Canal 37.
Declaró que el dinero estaba en billetes de 20 dólares y que el entonces mandatario le comentó que eran fruto del impuesto de 20 dólares que los turistas pagaban en el Aeropuerto Internacional Las Américas para ingresar al país.
El monto fue llevado a México por Nelly Manuel Doñé. Al momento de contar para hacer el pago faltaban 50 centavos de dólares, que el veterano dirigente justificó mostrando la factura del gasto en que incurrió al comerse una hamburguesa durante una escala que hizo en el aeropuerto de Miami.
Otra, pero como atleta
Otra anécdota que retrata de cuerpo entero las carencias con las que hasta mediados de los años 90s tuvo que lidiar el deporte dominicano, le sucedió en sus tiempos de atletas en medio de las competencias de velas de los XIV Juegos Centroamericanos y del Caribe de La Habana, Cuba, en 1982, donde también fue el médico de la delegación.
Él y Carlos Aguiló compitieron juntos en un barquito de manera, y no de fibra de vidrio como los demás competidores. Por precaución se puso el chaleco salvavidas correspondiente, siendo calificado de tonto por su compañero, quien optó por no utilizarlo.
“El mar estaba muy difícil. El barco se rompió, se hundió y tuvimos flotando con el chaleco salvavidas como 15 minutos. Finalmente nos rescató una balsa de la marina cubana”, narró Puello Herrera, a quien durante el angustiante momento Aguiló le solicitó que le prestara el chaleco.
El presidente ad vitam del COD se refirió, asimismo, a la tóxica relación que con él sostuvo Mario Vásquez Raña, el otrora titular de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA).
Recordó que tras la dura lucha librada sostenida en 1998 por el país para obtener la sede de los Juegos Panamericanos de 2003, en la que el influyente mexicano fue contrario, éste se mofó al momento de rubricar la firma en el acto protocolar del COD con la ODEPA .
“Cuando vamos a firmar el convenio entre el COD y la ODEPA, frente a la prensa internacional, yo no tenía el bolígrafo y Mario dijo ´Oigan esto…han ganado la sede y no tienen ni siquiera un bolígrafo para firmar el contrato´”, manifestó.
Posteriormente, la periodista Alicia Ortega le hizo una entrevista y en el transcurso de la misma lloró cuando ella le preguntó sobre su fallecida madre doña Sara Herrera de Puello. También tenía fresco el deceso de su hijo Oliver en un accidente automovilístico, lo cual ocasionó que bajara la cabeza y corrieran lágrimas por sus mejillas.
“Mario dijo en la asamblea de ese día en el (hotel) Jaragua, ´Oigan eso…el presidente del Comité Olímpico va a la televisión a llorar´”, rememoró.
Puello Herrera reveló también el dolor que sintió cuando la saltadora Juana Arrendel fue despojada de la medalla de oro que había conquistado en los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, en 1999.
“Fue un mazazo. Creíamos que no era posible. Ella era una atleta excepcional”, confesó sobre un hecho del que se había enterado días antes de que saliera a la luz pública dadas las buenas relaciones que tenía con la Comisión Médica de los juegos.
“Muchas veces el atleta no es culpable, es el entorno”.
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