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Antonio Espaillat: “Aquí estoy yo y le haré frente a todo”

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Inclusive, de casualidad estaba en ese viaje (fuera del país), de lo contrario, yo hubiera estado ahí (en la discoteca)".

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A 15 días de la tragedia en la discoteca Jet Set, que dejó 232 personas fallecidas y más de 180 heridas, tras derrumbarse el techo, Antonio Espaillat, dueño del establecimiento, en su primera entrevista concedida, afirmó que los plafones de yeso eran reemplazados con frecuencia por empleados, incluso el 8 de abril, debido a que el agua de los aires acondicionados los hacía colapsar.

Dijo que nadie jamás examinó el techo en términos estructurales, ni siquiera las autoridades.

Admitió que la edificación presentaba filtraciones desde que fue adquirida a finales de los ’80. Igualmente, manifestó su disposición de dar la cara y asumir su responsabilidad por lo acontecido.

“En Jet Set, desde que lo fundamos, hace 30 años, el techo estaba cubierto por plafón de yeso y siempre se caía, por eso el polvillo blanco”.

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Sobre las causas de esta situación, citó el agua de los aires acondicionados, “que se condensaba, los drenajes se tapaban…, cosas normales de los aires que no nos dábamos cuenta porque los plafones de yeso no se abomban, sino que absorben toda el agua, el yeso se pone pesado y cae”.

De acuerdo con el testimonio del empresario, eso siempre pasaba, por lo cual, con frecuencia, cambiaban los plafones. “El mismo día de la actividad (tragedia) cambiamos”.

El empresario fue abordado sobre el tema durante una entrevista concedida a la periodista Edith Febles, del programa de televisión El Día, que se transmite por Telesistema 11.

Durante la conversación, se le preguntó: ¿Usted sabe qué fue lo qué paso?

Acto seguido, el empresario respondió: “El primero que quiere saber qué fue lo que pasó, soy yo. Inclusive, de casualidad estaba en ese viaje (fuera del país), de lo contrario, yo hubiera estado ahí (en la discoteca)”. Aseguró que acudía al lugar todos los lunes, al igual que su familia.

Su última estancia en la discoteca se produjo dos lunes antes de la tragedia, según explicó.

Dijo que se enteró a la 1:30 de la madrugada por una llamada de su hermana Maribel que se encontraba bajo los escombros. “Antonio, ha pasado algo increíble, escuchamos una explosión y todo el techo se ha desplomado…”, narró el propietario de la discoteca que estaba en Las Vegas, Estados Unidos, participando de la feria anual organizada por la National Association of Broadcasters (NAB), que es una convención tecnológica centrada en las industrias de la radiodifusión, televisión, cine e Internet.

Explicó que de inmediato hizo las gestiones para regresar al país. Una vez en territorio dominicano, se dirigió a su oficina, donde se encontraban familiares y amigos, quienes, por razones de seguridad, le recomendaron no ir al centro de diversión.

“Me recomendaron que por un tema de seguridad no fuera, porque ya estaban los ánimos caldeados”, precisó.

Sobre las versiones relativas a que el hecho pudo evitarse, lo descartó, tras indicar que nunca se percató de nada que pudiera servirle de aviso.

Recordó que antes de ser discoteca, en el lugar funcionaba un cine.

Dijo que es gerente de la compañía propietaria del Jet Set, la cual es integrada además por su madre.

Al preguntársele si nunca pensaron que se trataba de un problema más serio, Espaillat dijo que no y que en cuanto a las filtraciones en esa zona, tenían el techo impermeabilizado.

Descartó que incrementaran el peso sobre el techo recientemente, tras precisar que desde 1994 cuando entraron a ese local y hasta la fecha, tenían seis unidades de aire. Sobre la ausencia de supervisión de las autoridades, lo atribuyó a la falta de seguimiento a este tipo de negocios.

Sin embargo, dijo que sí recibieron inspección por parte del Cuerpo de Bomberos, el Ayuntamiento (en cuanto a la recogida de basura) pero nunca nada relativo a temas estructurales, ni de edificio.

“Tengo un dolor muy grande y lamento en el alma todas las pérdidas humanas, nunca hubiera querido que esto pasara, jamás. Desde que esto pasó, no he tenido vida”, manifestó.

Dijo que Jet Set era parte de su familia. Recordó que cuando su madre hizo esa discoteca tenía tres años. “Jet Set fue nuestra vida, nuestro sustento, nuestro todo…”.

Según expresó en los últimos días ha conversado con las familias de sus empleados fallecidos y con familiares de víctimas que se le han acercado.

“Lo importante es que yo estoy aquí y le voy a dar el frente a todo, yo no voy para ningún sitio, yo voy a estar aquí y voy a hacer todo lo que esté a mi alcance”, aseveró.

En el lugar había 25 empleados, de los que fallecieron seis. Ha tenido contacto con estas familias para darle el apoyo necesario, aseguró.

Sobre denuncias de ruidos, Espaillat dijo que adoptaron las medidas sugeridas por el Ministerio Público en ese entonces. Negó que la planta eléctrica estuviera en el techo. y aseguró que estaba en un cuarto adyacente al edificio.

Reiteró que en el techo de la discoteca solo estaban los aires acondicionados y tres tinacos regulares que eran para suplir de agua a los baños y para lavar los vasos cuando había problema con el servicio público de agua.

Explicó que hace alrededor de 10 años, la empresa que instaló los aires recomendó techarlo con una caseta de aluzinc para protegerlos del salitre.

Dijo que la discoteca tenía cinco puertas de salida, incluida la principal y que todas estaban habilitadas, habían hecho dos remodelaciones; una en 2000 y otra en 2015. Solo contemplaron cambios de tapicería, alfombra, mesas, bares, sillas y anexos fuera de la estructura.

Antes de emitir cualquier juicio de valor sobre lo sucedido, prefiere esperar el peritaje. La discoteca tenía capacidad para 550 personas sentadas. Esa noche había un promedio de 515, estimó el empresario. Había clientes de 30 años. La mayoría de usuarios tenía su mesa fija.

Con Rubby Pérez, quien falleció momentos en que amenizaba la fiesta, tenía una relación de 30 años. Consultado acerca de lo expresado por una de las hijas del cantante que alegó negligencia, el empresario aprovechó para expresar “Tengo un gran dolor, porque perdí a un amigo, Rubby era mi amigo”.

El arquitecto urbanista Cristóbal Valdez afirmó que luego del incendio en 2023, los administradores contrataron a ingenieros para que establecieran lo que habría que hacer para evitar más problemas, pero los dueños no hicieron caso a las recomendaciones y que el local no estaba apto para operar como discoteca.

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