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Los Madrid – Barça de Copa del Rey dibujan el panorama del crecimiento del márketing vinculado al fútbol.
Las finales de Copa entre Real Madrid y FC Barcelona se iniciaron en 1936, justo antes de la guerra civil. Desde la primera a la séptima, ambas en Mestalla, los Madrid – Barça ilustran el panorama del crecimiento del márketing asociado al mundo del fútbol: la evolución de la sociedad española, el poder de la publicidad de marcas de alcohol y tabaco -ahora prohibidas- desde 1950 a 1990, hasta llegar a este sábado en La Cartuja de Sevilla, con una Copa que estrena apellido -Copa del Rey Mapfre- por primera vez en la historia.
La lucha por el mercado de las marcas de anís y brandis dio paso a una dura pugna en el sector de las empresas cerveceras, que se extendió al segmento de los relojes, y que aterriza ahora, en el escenario de la gran final, como un posicionamiento de las grandes multinacionales deportivas y que culmina en el primer gran duelo del año entre Adidas -Real Madrid- y Nike -FC Barcelona-.
Así se ha desarrollado el negocio de la marca Copa -desde la Copa del Presidente de la República, luego del Generalísimo y ahora del Rey-. Una Copa, adaptada a las redes sociales en el siglo XXI, con el eslogan de la ‘Copa mola’.
Gerardo González Otero, ex secretario general de la RFEF, destaca en Efe que en esos años “uno de los aspectos más visibles de esta evolución de la Copa fue la creciente ‘espectacularización’ del evento. No solo ha ganado en relevancia mediática, sino que ha sabido rodear su gran final de un conjunto de actos que contribuyen a crear un ambiente de auténtica fiesta del fútbol. Especial mención merecen los espectáculos musicales previos al partido, que han pasado a ser una tradición moderna en sí misma, y que elevan la experiencia del espectador más allá de lo puramente deportivo”. En su etapa, pasó la Federación de facturar 60.000 euros a 132.000 euros en publicidad estática tras abrir subasta en el mercado a empresas como Dorna, Expublisa, Santa Mónica o ISO.
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