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Irán y EE. UU. celebraron este sábado una nueva ronda de negociaciones en Omán, centradas en el programa nuclear de Teherán, cuyo supuesto avance acelerado genera creciente preocupación en Occidente. Las conversaciones, que se prolongaron durante varias horas, tuvieron lugar en Mascate, la capital montañosa de este sultanato en el extremo oriental de la península arábiga.
Una fuente cercana a Steve Witkoff, enviado especial de Estados Unidos para Medio Oriente, confirmó bajo condición de anonimato que el encuentro había comenzado y posteriormente concluido. La televisión estatal iraní también informó sobre el final de las conversaciones.
Sin embargo, ni el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, ni Witkoff ofrecieron detalles inmediatos sobre el contenido de las discusiones que lideraron.
Araghchi había llegado a Omán el viernes, donde se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores omaní, Badr al-Busaidi, mediador de las dos rondas anteriores de negociaciones en Mascate y Roma. Más tarde, el diplomático iraní asistió a la Feria Internacional del Libro de Mascate, rodeado de cámaras de televisión y fotógrafos. En la mañana del sábado fue visto dirigiéndose a las conversaciones.
Por su parte, Witkoff se encontraba el viernes en Moscú, donde se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin. Posteriormente, llegó a Omán para incorporarse a las negociaciones, según informó otra fuente cercana a su equipo, también bajo condición de anonimato.
Mientras tanto, el mismo sábado, una fuerte explosión sacudió un puerto en el sur de Irán poco después del inicio de las conversaciones, dejando al menos cuatro muertos y más de 500 heridos. Las autoridades no ofrecieron de inmediato una causa clara para el estallido, aunque se sospecha que fue provocado por materiales altamente combustibles. Se descartó que estuviera relacionado con la industria petrolera o gasífera, y se mencionó un posible vínculo con un cargamento de productos químicos utilizados en la fabricación de propulsores de misiles.
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¿Riesgo de una guerra si no se alcanza un acuerdo?
Las negociaciones buscan limitar el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de algunas de las duras sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, en un contexto de casi medio siglo de enemistad entre ambos países.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha reiterado en distintas ocasiones su amenaza de lanzar ataques aéreos contra las instalaciones nucleares de Irán si no se logra un acuerdo. Por su parte, funcionarios iraníes advierten cada vez más que podrían avanzar hacia la fabricación de un arma nuclear, dado su creciente almacenamiento de uranio enriquecido a niveles cercanos a los necesarios para un uso militar.
El acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y las potencias mundiales logró limitar el programa iraní, pero Trump se retiró unilateralmente de ese pacto en 2018, desatando años de tensiones y ataques. Además, la situación en Oriente Medio sigue siendo inestable debido a las hostilidades de Israel en la Franja de Gaza.
De camino a Roma para asistir al funeral del papa Francisco, Trump declaró que confiaba en que las negociaciones llevarán a un nuevo acuerdo nuclear, aunque advirtió que aún contemplaba la opción militar si las conversaciones fracasan.
“La situación con Irán está evolucionando muy bien (…) Hemos mantenido numerosas conversaciones y creo que llegaremos a un acuerdo. Prefiero mucho más un acuerdo que la otra alternativa. Eso sería bueno para la humanidad”, sostuvo Trump a bordo del Air Force One.
“Hay quienes quieren negociar un acuerdo mucho más duro y no quiero que eso le suceda a Irán si podemos evitarlo”, agregó.
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Inicio de las negociaciones técnicas
Mientras Araghchi y Witkoff continuaban intercambiando mensajes a través de los mediadores omaníes, los equipos técnicos de ambos países se preparaban para iniciar la negociación de los detalles de un posible acuerdo.
Por parte de Irán, el equipo de expertos estará encabezado por el viceministro de Asuntos Exteriores, Majid Takht-e Ravanchi, quien ya participó en las negociaciones del acuerdo nuclear de 2015, según informó el funcionario gubernamental Mohammad Golzari.
Del lado estadounidense, el equipo técnico, que se espera llegue a Omán el viernes, será liderado por Michael Anton, director de planificación de políticas del secretario de Estado Marco Rubio. Sin embargo, Anton carece de la experiencia específica en política nuclear que caracterizó a los negociadores estadounidenses de 2015.
Irán insiste en que el mantenimiento de su programa de enriquecimiento de uranio es fundamental. Witkoff, sin embargo, ha sembrado confusión al declarar inicialmente en una entrevista para la televisión que Teherán podría mantener un enriquecimiento al 3,67%, para luego afirmar que todo tipo de enriquecimiento debe cesar, una exigencia que también ha reiterado Rubio.
A pesar de las tensiones, en Irán persiste cierto optimismo respecto a la posibilidad de un acuerdo, reflejado en la reciente recuperación de su moneda, el rial, que había llegado a mínimos históricos en los que se necesitaban más de un millón de riales para comprar un dólar.
“Está bien negociar, hacer el programa nuclear más grande o más pequeño, y llegar a un acuerdo”, comentó Farzin Keivan, residente de Teherán. “Claro que no debemos cederlo todo. Después de todo, hemos sufrido mucho por este programa”.
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