Salud

“Los servicios que brindamos requieren de muchos ingresos.”

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Yo despachaba desde mi casa, donde tenía un escritorio, creé una pequeña oficina", recuerda Villavizar.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Vivir la realidad desde adentro, al tener dos hijos con autismo, llevó a Odile Villavizar, hace más de 12 años, a pensar en otras madres que, como ella, necesitaban atención, solidaridad y empatía, tanto de la sociedad como del Estado.

Es así como desde 2007, creó, primero, un grupo de apoyo para madres con hijos dentro del espectro autista, que dio como resultado, un año después, el nacimiento de la Fundación Manos Unidas por Autismo, donde, desde su creación, ha impactado a alrededor de seis mil niños de todo el país.

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“Antes de ser constituidos legalmente y tener un centro, dábamos apoyo a los padres con hijos con la condición, mediante charlas y entrenamientos, pero no servicios constantes como ahora, porque no teníamos una estructura física. Yo despachaba desde mi casa, donde tenía un escritorio, creé una pequeña oficina”, recuerda Villavizar.

Pero, fruto del esfuerzo constante y del deseo de ayudar a personas que veía con carencias, que no les permitían afrontar la realidad que ella conocía y de la cual era parte, logró obtener en 2012 un local donde ahora opera la Fundación Manos Unidas por Autismo, ubicado en la calle Serafín Aquino de Tapia número 15, en el ensanche San Gerónimo.

Aunque adquirió el local, no fue hasta el 2013 cuando se empezó a ofrecer servicios constantes de evaluaciones y terapias, explica su fundadora y directora general, Odile Villavizar, en entrevista exclusiva para Vivir.

“Aquí cualquier familia que observe alguna manifestación o alerta de la condición en el niño puede traerlo. Recibimos niños desde los 18 meses de edad. Lo primero que hacemos es evaluarlos por nuestros terapeutas, quienes recomiendan el seguimiento con médicos, tales como: neurólogos, psiquiatras…”, explica.

“Si el niño requiere de los servicios de terapias, nosotros se los ofrecemos y para los que no tenemos, los referimos al Centro de Atención Integral para la Discapacidad (CAID) y otros que tengan servicios parecidos a los nuestros”. Refiere la directora de la fundación, que también ofrecen servicios a adultos con Trastorno del Espectro Autista (TEA). “Nuestros servicios se extienden a la adultez, es decir, que trabajamos con niños desde el año y medio hasta que llegan a la edad adulta”, indica.

Tanto Odile Villavizar, como la coordinadora administrativa de la fundación, Evelyn Suriel, piden a las autoridades estatales que se incluya una partida mayor a la que reciben actualmente de subsidio, para poder seguir brindando atención, sobre todo, a los que más lo necesitan.

Afirman que de un total de 170 usuarios que tienen en la actualidad, 70 de ellos corresponden al Programa de Apadrinamiento, es decir, personas de escasos recursos que no tienen cómo pagar los servicios que requieren sus hijos.

“La obra que llevamos a cabo es muy bonita, porque ayudamos a cientos de familias de manera directa e indirecta, pero, a veces nos vemos cuesta arriba, porque no tenemos los fondos suficientes para poder hacer lo que queremos realmente”, dice Evelyn Suriel.

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