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El Gobierno del PRM y del Presidente Abinader, superado por sus errores, ha invitado a los expresidentes de la República de la FP y del PLD, Leonel Fernández y Danilo Medina a una especie de cumbre para abordar la cuestión haitiana, que hace aguas, como un asunto que afecta la seguridad nacional y, estos, aunque se trate de una trampa mercadológica en un terreno minado, deben asistir. Ya en octubre del 2023, se firmó un pacto sobre este tema que dio lugar a una serie de medidas, la mayoría fallidas y el pasado mes de abril el Presidente Abinader, producto de la marcha en Friusa, dictó unas 15 disposiciones, muchas de ellas reediciones de anteriores; la única novedad fue la designación de Miguel Franjul y Milton Rey Guevara -cuyo prestigio e ilustres nombres toma a título de préstamo- en sendas comisiones.
Esta invitación tiene lugar en un momento en que la situación interna en el territorio vecino, donde las bandas tienen un control absoluto y, se advierte el fracaso de las tropas de Kenia auspiciadas por Estados Unidos y la ONU, llega a niveles críticos, luego del magnicidio del presidente Moise Juvenal en julio del 2021, ejerciendo una presión de grave peligro sobre nuestro territorio por eventuales incursiones violentas, éxodo masivo, secuestro y abigeato.
Concurre con el hecho de que, a partir del 2023, por efecto del uso electoral del tema haitiano, perdimos la “relación de buena vecindad y la comercial” construida en los últimos 30 años que nos daba la capacidad de diálogo, incluso cuando no había gobiernos legales o estables, como Ariel Henry y, la condición de “embajadores hermanos” ante foros en los que Haití no postula, porque la crisis del canal resucitó el anti dominicanismo rompiendo la relación de buenos vecinos construida por los anteriores presidentes de la República.
El agravamiento de la violencia en Haití coincide además, peligrosamente en la práctica, con el abandono de Naciones Unidas y la exclusión automática de ese tema de la agenda real en virtud de que quien la impulsaba en el Consejo de Seguridad, era Estados Unidos, país que recientemente retiró sus aportes a la misión keniana que aupó, órgano en que con capacidad de veto, China y Rusia, han votado en contra; esa situación, que se daba particularmente en ocasión de la Invasión a Ucrania, se agravó a pesar de los acercamientos entre los presidentes Trump y Putin, a tal punto, que ni en ocasión de la visita del canciller Sergei Lavrot -cuyo objetivo no sabemos- Abinader no logró nada.
Haití que en los últimos lustros perdió como aliados a Venezuela y Canadá, que encabezaban su lista de amigos, cansó a Francia y finalmente a Estados Unidos: Es un paria en medio del mar cuya única salida es hacia RD y, por eso hay que acudir a la cita aunque sea una trampa para sacar a Jet Set de la prensa.
Ciertamente corresponde que los líderes de un país se reúnan para discutir posiciones de Estado o incluso medidas puntuales, cuando la situación es crítica; en este caso Abinader como presidente dispuso en ejercicio de sus atribuciones las medidas que consideró y, eso es improcedente discutirlo, por ello el encuentro debía ser para posiciones políticas -no ejecutivas- de República Dominicana a lo interno y de cara al exterior.
Un Pacto Nacional sobre política haitiana discutible con los líderes políticos que han sido presidentes de la República debe contener, a) la aplicación efectiva de las leyes vigentes, b) el apoyo en el Congreso Nacional de normativas que se consideren necesarias y c) la defensa del país en el exterior.
Un Pacto no puede incluir ni el cumplimiento de las normativas vigentes, ni su resultado porque eso compete al Ejecutivo, no a la Oposición. Por ejemplo, Abinader informó hace dos semanas que estaba ordenando sumar a los 9,500 oficiales y soldados establecidos en la frontera de unos 391 kms, otros 1,500, es decir que tenemos 11,000 militares controlando el tráfico de personas, suponemos que drogas y armas, una tarea para la que México, con 3,141 kms de frontera con USA, dispuso solo 10,000: Si por mala práctica o corrupción no se controla, la culpa es solo del Gobierno del PRM, no de la oposición.
Abinader no debe buscar “consenso” para aplicar la normativa, por ejemplo, la relativa al 80/20, cuestión capital que nunca se menciona en las medidas a cumplir, eso corresponde al Gobierno, así como tampoco a la aplicación de las medidas de control migratorio ya dictadas por el Tribunal Constitucional y el Congreso Nacional, pues eso lo que el Poder Ejecutivo debe hacer es aplicarlas correctamente.
Del colapso de Haití nadie es culpable; la narrativa mitológica de izquierda ha vendido por años que Francia por haber sido su colonia, lo fue, luego que Estados Unidos, por haberla ocupado en 1915 y… hasta el mundo tiene responsabilidad, según algunos, empero ya, ese no es el problema porque desde 1986, cuando Duvalier fue forzado a salir hasta la fecha, todo argumento se agotó.
Ahora lo único cierto es que ese gravísimo problema no tiene solución a la vista y sus efectos nocivos son un grave peligro para la República Dominicana y, eso obliga a pactos por la Patria que no deben ser aprovechados, como en el 2023, para jugar a la política electoral partidista, tampoco elimina el tema como un tema en la agenda política interna: Una cosa es que haya una política nacional sobre Haití y otra que se quiera eliminar el tema de la agenda política gobierno/oposición.
¡Ah! Un encuentro de expresidentes no debe ser utilizado para “cualquierizarlos” que ya se firmó uno con 28 partidos, para nada: Los cuatro exmandatarios bastan si la reunión es en serio.
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