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-El Hemocentro Nacional validó protocolo de desastres tras el derrumbe.
Santo Domingo.- La tragedia del colapso del techo de la discoteca Jet Set, que tuvo lugar la madrugada del 8 de abril y que dejó más de 230 víctimas mortales, puso a prueba la capacidad de respuesta del país ante emergencias y desastres no naturales.
En el lugar, según relatos de algunos heridos que sobrevivieron al siniestro, los organismos de socorro coordinados por el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), llegaron pocos minutos después del derrumbe, intentando ayudar y rescatar a quienes allí se encontraban.
Intervinieron el Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1, miembros del Cuerpo de Bomberos (tanto locales como internacionales), el Ejército, el personal de salud en la zona cero y los hospitales públicos y privados. Además, Patología Forense y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) en la identificación de fallecidos. Todos estos, se vieron en la necesidad de hacer un doble esfuerzo para llevar a cabo su labor.
En el caso de aquellos que sobrevivieron y que fueron llevados a los centros de salud con múltiples traumas por aplastamiento y otros no tan graves, se requería atenciones rápidas. Por esta razón, el Hemocentro Nacional comenzó a pedir a la población que donara sangre para los lesionados.
Esa fatídica madrugada activó de inmediato el protocolo de respuesta a emergencias, logrando abastecer de sangre a los principales hospitales traumatológicos y clínico-quirúrgicos de la red pública, tales como Darío Contreras, Ney Arias Lora, Francisco Moscoso Puello, Marcelino Vélez Santana y Salvador B. Gautier.
Así relató a El Día, el director del Hemocentro, Pedro Sing, al conversar hoy, al cumplirse un mes de aquel día, quien indicó que la institución recibió una alerta directa del ministro de Salud, Víctor Atallah, y Gina Estrella, viceministra de Gestión de Riesgos.
Sing recordó que se lanzó una intensa jornada de colecta de sangre en colaboración con instituciones aliadas como la Cervecería Nacional Dominicana, la Dirección General de Aduanas y el Ministerio de Deportes, utilizando el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte como punto clave.
Sin embargo, admitió que no esperaba que tantas personas se aglutinaran para donar como lo hicieron, incluso, el primer día terminaron en la madrugada porque la gente decía que no se irían hasta poder donar, por lo que tuvieron que habilitar más camillas para el proceso.
“¡No faltó ni una gota de sangre!”, enfatizó Sing, al subrayar que en solo dos días lograron recolectar 902 unidades de sangre procesadas, de las cuales 603 fueron distribuidas a hospitales.
De acuerdo con Sing, después del siniestro, se validó el protocolo de desastres, con un stock de sangre o cantidad disponible de este líquido de más de 500 unidades de todos los grupos sanguíneos, con un sistema rotativo para prevenir su vencimiento.
Esto fue así, porque según explicó, la sangre se conserva por unos 35 días en cámaras clínicas matizadas para el almacenamiento.
Sostuvo que también ayudó que la entidad se preparaba con el stock de las unidades de sangre para Semana Santa, con lo que lograron dar respuesta oportuna.
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