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WASHINGTON.- Por primera vez en la historia, EE.UU. destinará más de un billón de dólares a su Departamento de Defensa para 2026, a pesar de los recortes anunciados por Donald Trump para, supuestamente, tener Fuerzas Armadas más eficaces y que gasten menos. Pero la cuestión es: ¿servirá este plan? El analista Stephen Bryen lo califica como “una barbaridad”.
Gastos innecesarios en un nuevo bombardero, un inventario de 5.000 tanques M1 Abrams que jamás verán un campo de batalla y un sistema de defensa antimisiles que es apenas una idea, son algunos de los aspectos que más critica este exsubsecretario del Pentágono en su artículo “¿Protege a Estados Unidos el presupuesto de Defensa de Trump?”, publicado en el sitio especializado Weapons & Strategy.
Según el analista en temas de defensa, el presupuesto de Trump solo es “un esbozo que carece de detalles sobre el destino del dinero”, ya que el costo total que planea invertir Trump en el Pentágono se pagará con cargo a presupuestos futuros, es decir, que los ciudadanos estadounidenses seguirán costeando los planes militares del republicano por muchos años.
“El nuevo presupuesto tiene mucho dinero para el B-21 Raider, un proyecto de 700 millones de dólares — sin armamento — que se supone sustituirá al bombardero B-2 Spirit — que costaba 2.000 millones de dólares por ejemplar. Pero no se crean el precio del B-21, porque será mucho mayor, acercándose probablemente al del B-2. ¿Por qué no mantener el B-2 a largo plazo y abandonar el B-21? Al parecer, el sentido común y el ahorro de costos no forman parte del arsenal de la Fuerza Aérea de Estados Unidos”, observa Bryen.
“Nuevo programa ambicioso, aunque indefinido”
Desde la perspectiva del experto, Washington debería gastar más su dinero en vehículos aéreos no tripulados (drones) mejor equipados y con mayor alcance, ya que la crisis entre Rusia y Ucrania ha dejado claro que el futuro de los conflictos bélicos está, en buena medida, en la guerra de drones.
También apunta que el plan del presidente Donald Trump de construir una Cúpula Dorada es una idea necesaria, pero que requerirá de muchos esfuerzos logísticos, políticos, tecnológicos y militares para concretarse.
Trump planteó la idea de construir un sistema de defensa antimisiles de gran envergadura, superior a la Cúpula de Hierro, nombre con el que se conoce al sistema de defensa antimisiles de Israel. Según Trump, este sistema estaría basado en interceptores que operen desde el espacio, para así poder destruir misiles balísticos e hipersónicos que representen una amenaza para territorio estadounidense.
“Rusia ha demostrado con su misil hipersónico Oreshnik que sus sistemas estratégicos hipersónicos de largo alcance, en particular el Avangard, son una amenaza sin precedentes. La Cúpula Dorada es al menos una solución parcial”, señala Bryen.
De hecho, en marzo de 2024, el presidente ruso Vladímir Putin dijo que el misil hipersónico ruso Avangard con capacidad nuclear echa por tierra el costoso escudo antimisiles de Estados Unidos.
“Si calculamos cuánto le costó a los estadounidenses su sistema de defensa antimisiles y cuánto costó el Avangard, el misil intercontinental con un bloque capaz de maniobrar a distancias intercontinentales. Son cifras simplemente incomparables. De hecho, anulamos todo lo que los estadounidenses hicieron y gastaron en su sistema de defensa antimisil”, indicó el mandatario ruso.
De acuerdo con el analista, el sistema de combate AEGIS, que opera desde el mar, no es suficiente para cubrir a todo Estados Unidos de algún misil de largo alcance. Tampoco lo es, dice, la Defensa de Área de Gran Altitud Terminal (THAAD, por sus siglas en inglés), que funciona desde tierra.
“Estados Unidos carece de un sistema integral de defensa aérea y está muy expuesto a cualquier ataque enemigo, incluso contra instalaciones gubernamentales sensibles, centrales nucleares, embalses y presas, y contra la propia población. Imagínese un dron estrellándose contra el Super Bowl”, observa Stephen Bryen.
Para él, el proyecto de la Cúpula Dorada es un “programa ambicioso, aunque indefinido”.
“En su estado actual, el presupuesto escaso [de Trump] es una mezcla que necesita mucho trabajo. En esta ocasión, el problema no es solo el dinero, sino dónde se gasta y hasta qué punto protegerá a Estados Unidos y a sus ciudadanos y bienes”, concluye.
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