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Mario Vargas Llosa: El Nobel peruano que halló en Londres un período de intelectualidad

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Esa novela fue escrita en la entonces Biblioteca Británica, en Londres, en los años 60.

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Aunque aseguraba que París era la urbe donde fue feliz, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, fallecido el pasado 13 de abril, vivió buena parte de su vida en Londres, ciudad donde escribió ‘Conversación en La Catedral’, una de sus obras maestras. Recorrido por el Londres íntimo de Vargas Llosa con un reportaje de Luisa Pulido, corresponsal de RFI en Reino Unido.

“Conversación en La Catedral” es el único libro que Mario Vargas Llosa “salvaría del fuego”, según dijo alguna vez el Nobel de Literatura peruano. Esa novela fue escrita en la entonces Biblioteca Británica, en Londres, en los años 60. Fue la misma biblioteca donde, entre miles de libros, se sentaron Marx y Lenin.

Hoy ese lugar se ha convertido en una sala de lectura del Museo Británico, imponente edificio cilíndrico, color mármol, de casi 43 metros de diámetro y situado a pocos pasos de la entrada del museo. Ahí entrevistamos al profesor Stephen Hart, especialista en literatura Latinoamericana en la University College London (UCL), sobre ese periodo en la vida del autor peruano.

“Cuando Vargas Llosa venía aquí para estudiar, creo que se sentía como un miembro más de la comunidad de los escritores más importantes de la historia, entre otros, Marx. Sentía la importancia de la escritura y la literatura, pero también de la ciencia, pues aquí también venían los científicos”, dice Hart.

‘Conversación en La Catedral’, obra perfecta

Stephen Hart, quien fue alumno de Vargas Llosa en los años 70 en la Universidad de Cambridge, es un gran admirador de “Conversación en La Catedral”.

“Lo más importante en esa novela es la exploración técnica, el sentido de la técnica que desarrolla en ella Vargas Llosa. Es una obra perfecta. La manera en que utiliza la técnica de los vasos comunicantes, la idea que uno tiene un espacio por aquí y luego otro espacio, otro tiempo, y hay luego una fusión de todo ello”, apunta.

Mario Vargas Llosa llegó en 1967 a Londres, procedente de París, para ser profesor de literatura en dos universidades. Medio siglo después, una foto de Vargas Llosa maduro, canoso y serio, adorna una de las enormes ventanas del centro de idiomas del King’s College. Ahí se resalta, con orgullo, que el escritor y político, laureado con el Nobel de Literatura en 2010, fue profesor de esa universidad entre 1967 y 1970.

El escritor Enrique Zattara relata esos primeros años del Nobel en Londres.

“Vargas Llosa estaba viviendo en París desde hacía unos años gracias a una beca. Ahí había viajado con la mujer. Ahí tuvo su primer hijo. Pero aparentemente su situación legal no le permitía quedarse. Entonces comenzó a buscar otras alternativas”, explica Zattara.

Para el autor peruano fue claro desde joven que “se iba a preocupar toda su vida por trabajar de algo que tuviera que ver con la escritura, que su trabajo iba a ser escritor”, explica Zattara y precisa: “Era muy ambicioso, en el buen sentido”, apunta Zattara.

“El Nobel obtiene un contrato en Saint Mary’s College, al oeste de Londres. Ahí se instala con su mujer y su primer hijo, en un barrio relativamente popular cuya población es mayoritariamente de origen irlandés. Luego, al año siguiente, pasa a ser profesor de Siglo de Oro en el Departamento de Idiomas en el Kingrs College, en el centro de la ciudad”, recuerda también el escritor Enrique Zattara.

Vida austera

“A los 31 años, su vida era muy sencilla”, cuenta también Zattara. “Él mismo contaba que su vida era muy austera. Cuando no trabajaba, se iba a la Biblioteca Nacional, que en ese momento estaba en el Museo Británico. Iba a leer los fines de semana. Como pagarle a una niñera por ocuparse de los niños salía muy caro, lo que hacía era salir una vez al teatro por semana con Patricia [su mujer]”, cuenta Zattara.

Esa vida también estuvo marcada por la academia, el periodismo y la familia. Transcurría en el hoy exclusivo sector de Earl’s Court, en el oeste de Londres. Las cartas que recibía de sus amigos y compadres escritores del “Boom Latinoamericano”, fueron enviadas a la calle Philbeach, número 7, código postal SW5. Era una mansión blanca con puertas negras. No se tienen más detalles.

La magia de Londres

Lo que sí es indudable para el director del Instituto Cervantes en Londres, Víctor Ugarte, es que “la constante oferta cultural de Londres para un creador como Vargas Llosa, o para cualquier persona amante de la cultura, es increíble. Pocas ciudades en el mundo pueden competir con esa oferta tan enorme, tanto pública, como los grandes museos, como privada, las pequeñas galerías”.

Aunque Londres no se destaca en su obra, la ciudad sí fue importante para Vargas Llosa intelectualmente y de crecimiento como escritor, estima Ugarte.

Ir a teatro, correr en el parque

“Claro, le gustaba mucho ir a conciertos, asistir a conferencias, visitar museos, pero también practicar deporte, por ejemplo, correr en el parque. Estaba en un ambiente no latino, con lo cual podía concentrarse en su trabajo de una forma más, digamos, individual. Eso, según dice, le ayudó mucho para su creatividad. Vargas Llosa tenía un proceso muy disciplinado. Se levantaba temprano, escribía por la mañana para que no le molestaran los ruidos”, relata Ugarte.

Carlos Fuentes y su familia vivieron en la misma zona casi 20 años después. La amistad entre el escritor mexicano y el escritor peruano fue siempre entrañable. La periodista Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes, se confió sobre esta amistad a RFI.

“Mario era muy, muy terrenal, pero también muy estimulante, no solo en la literatura, sino también, como usted sabe, en la política”, dice.

Enrique Zattara, que hace caminatas que recorren los lugares frecuentados por escritores como Vargas Llosa, afirma que Earls Cour fue un barrio que fascinó al peruano.

“El Earls Court de Vargas Llosa no es como el barrio de ahora. El que él conoció era un barrio, digamos, ‘jiposo’, [de ‘hippie’, figura contestataria de los setenta], lleno de gente rara. A él le gustaba mucho todo eso. Incluso hay una parte de una novela suya que transcurre en Londres, Travesuras de la niña mala. El personaje vive en un apartamento que es, realmente, donde él vivía. Vargas Llosa cuenta muchas cosas del barrio que aún hoy se pueden ver”, dice Zattara.

Londres fue una experiencia formativa en la vida y carrera literaria del autor, nos explica el escritor peruano, Gunter Silva.

“Era la época del apogeo de la contracultura, los hippies, las protestas estudiantiles, la juventud rebelde, la libertad sexual, el rechazo a toda forma de autoridad, las drogas psicodélicas, el rock and roll, las minifaldas. Londres era pura efervescencia. La ciudad tenía algo de carnaval libertario sin necesidad de censura ni comisarios”, dice Silva.

Evolución política hacia la derecha

En ese momento Vargas Llosa vive una evolución política. Según sus palabras, ahí “dejó de ser socialista para convertirse en liberal y gran admirador de Margaret Thatcher”, la Dama de Hierro, la primera mujer primera ministra, famosa por sus políticas de recortes y transformación económica en la década de los 80.

Él mismo quiso convertirse en presidente del Perú y lanzó su candidatura en 1990. Si bien pasó a la segunda vuelta, fue derrotado por Alberto Fujimori.

Gunter Silva recuerda que por esos años el Nobel afianzó su visión política.

“En Londres, Mario Vargas Llosa leyó por primera vez a Popper, a Hayek. Esas ideas sobre la sociedad abierta, el individuo como centro, la protección de las libertades individuales, el rechazo al totalitarismo, influyeron profundamente en su visión política. Londres fue, en ese sentido, más que un lugar físico, fue una ciudad mental, un laboratorio moral”, sostiene Silva.

De socialista a admirador de Thatcher

No solo Popper y Hayek lo inspiraron. El profesor Stephen Hart estima que Margaret Thatcher también fue una fuente de inspiración política para el escritor. Inclusive recurriría a ella para su campaña a la presidencia.

“Sabemos que era un gran admirador de Margaret Thatcher porque le escribió una carta. Yo he visto esta carta. Esta carta fue vendida por [la casa de subastas] Sotherby’s. En ella Vargas Llosa habla de su admiración por Thatcher. También expresa su apoyo a la democracia popular en todo el mundo, el rechazo de las nacionalizaciones, así como el énfasis en las privatizaciones”, apunta Hart.

Ahora bien, ¿el Nobel peruano llegó a extrañar Londres?

“Me dijo que sí, que la extrañaba; extrañaba ese orden con alma que tenía Londres”, responde su compatriota y escritor Gunter Silva, quien le planteó la pregunta hace varios años.

“Extrañaba lo estimulante que podía ser la ciudad. Me habló de los tés con scones, de los tandooris, de la cantidad de obras de teatro que se exhibían cada noche. Pero también me confesó que donde verdaderamente había sido feliz era en París”.

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