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Pepe Mujica y el impacto del “storydoing” en la política

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La noticia era esperada, aunque no todos estaban listos para darle el último adiós a una figura política singular y profundamente admirada, incluso más allá de las fronteras de Uruguay.

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La noticia era esperada, aunque no todos estaban listos para darle el último adiós a una figura política singular y profundamente admirada, incluso más allá de las fronteras de Uruguay. José Alberto Mujica Cordano, conocido mundialmente como Pepe Mujica, falleció hoy a los 89 años. Fue político, agricultor y presidente de la República Oriental del Uruguay entre 2010 y 2015.

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Carismático, austero e influyente, Mujica fue más que un líder: fue un símbolo. Su comunicación era directa, sencilla y honesta.

Su arquetipo político no era el del caudillo tradicional, sino el del “hijo del pueblo”, un hombre que hablaba como la gente, vivía como ellos y los representaba sin artificios.

En una época marcada por la desconfianza hacia la política, Mujica construyó un puente con el electorado a través de su estilo de vida coherente con sus palabras.

Fue un referente del storydoing, ya que su narrativa no se limitaba a contar una historia (storytelling), sino a encarnarla: vivía en una chacra modesta, donaba gran parte de su sueldo y hablaba desde la experiencia, no desde el poder.

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Desde servirse café en una vieja cacerola, usar chanclas en lugar de zapatos elegantes, dejar crecer su cabello sin preocuparse por la imagen, hasta ofrecer entrevistas desde su humilde y lejana casa, Mujica personificaba al verdadero “hijo del pueblo”.

Cada uno de esos gestos cotidianos comunicaba, sin palabras, el mensaje más poderoso: vivir como se piensa.

Su frase icónica, “como tú, con voz propia”, sintetizaba su esencia. Mujica fue la voz del ciudadano común, un “viejo sabio” que transmitía valores como la humildad, la honestidad y el desapego material.

Esos valores le permitieron instalar en el imaginario colectivo una imagen de integridad difícil de cuestionar.

Hoy, líderes políticos, sociales, económicos y del mundo artístico comparten recuerdos y palabras de despedida en las redes sociales. Porque Mujica no solo fue un presidente: fue un fenómeno comunicacional.

Su legado trasciende su cargo. Su impacto se mantiene vigente en una región donde la política suele ser sinónimo de desconfianza.

Aún retirado de la contienda, Pepe seguía siendo una figura de referencia en las campañas, en los discursos y en la memoria colectiva. Era el político que “entendía” al pueblo porque nunca se alejó de él.

Por eso, su legado permanecerá en la historia de la comunicación política, como un ejemplo de que la coherencia, la humanidad y la sencillez también pueden ser revolucionarias.

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