Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Hace poco, tuve el honor de moderar un panel en el World Law Congress, el encuentro más relevante a nivel global sobre temas jurídicos y judiciales que se celebró por primera vez en nuestro país, con la participación de juristas de todo el mundo. El panel que coordinamos se llevó a cabo en el foro sobre los desafíos digitales que enfrenta el derecho en la era del conocimiento, abarcando los siguientes temas: Implicaciones Legales y Éticas de la IA; La Enseñanza del Derecho y la IA; Tecnología, Privacidad y Ciberseguridad; Innovaciones en el uso de la IA, y la IA en la Práctica Jurídica.
En este breve resumen, quiero destacar las principales conclusiones a las que llegaron los expertos en derecho y tecnología, en los diversos paneles sobre el impacto de la IA en las distintas áreas del derecho.
Con respecto a “La ética y la IA”, se acordó que la relación entre Derecho e IA plantea cuestiones normativas y éticas que exigen atención urgente y una regulación adecuada, resaltando que el uso ético de la IA debe integrarse en el marco jurídico, partiendo de que no todo lo que la tecnología permite es legalmente aceptable. La norma no solo debe regular la IA desde un punto de vista técnico, sino también ético. Es una obligación de los juristas participar activamente en la creación de un marco normativo que garantice un desarrollo tecnológico justo, como ha sucedido en la Unión Europea con la Ley de Inteligencia Artificial, que establece normas para el desarrollo y uso de sistemas de IA según su nivel de riesgo, conciliando la innovación tecnológica con la protección de las garantías de derechos fundamentales.
De las ponencias de los expertos en el panel “Tecnología, Privacidad y Seguridad”, se desprende que cada clic en redes sociales deja rastros, que son aprovechados por las empresas tecnológicas para ofrecer servicios personalizados sin el consentimiento del usuario. Manifestaron que la ciberseguridad no es solo un tema técnico, sino también una prioridad estratégica, concluyendo que el avance tecnológico es una realidad, pero no debe comprometer nuestra privacidad y seguridad. Es crucial hallar un equilibrio en la IA que nos permita disfrutar de las ventajas de la innovación, sin renunciar a nuestros derechos fundamentales.
El tercer panel, “IA y Educación Jurídica”, llegó a la conclusión, de forma general, de que la educación jurídica se encuentra en un punto de inflexión crucial, asumiendo que la digitalización transforma la manera en que accedemos, procesamos y aplicamos la información. El desafío es replantear el paradigma pedagógico tradicional, integrando las herramientas digitales, la inteligencia artificial y los nuevos modelos de aprendizaje participativo a las aulas jurídicas, donde el estudiante juega un papel activo en la construcción del conocimiento.
El cuarto panel, titulado “La Innovación en el uso de la IA”, se enfocó en la IA como herramienta jurídica, considerando que en los últimos años la tecnología se ha empleado para apoyar el trabajo de juristas, jueces y fiscales; destacaron la posibilidad de que algunos programas de análisis predictivo puedan ayudar a estimar resultados judiciales basados en precedentes, software que agiliza la redacción de contratos, poniendo como ejemplo la firma digital, así como la revisión de grandes cantidades de documentos legales, enfatizando el impacto que la IA puede tener en el aumento de la eficiencia en la gestión judicial.
El último panel, en el contexto de este trascendental foro, se dedicó a la IA y la práctica jurídica. En este se planteó cómo la IA está transformando la manera en que trabajamos y nos relacionamos. Señalaron que el derecho enfrenta el reto de adaptarse a nuevas realidades tecnológicas que no se acomodan fácilmente en los marcos jurídicos tradicionales. Por ejemplo, la implementación de asistentes virtuales, hasta algoritmos de decisión automatizada.
De igual forma, en este panel se abordaron los sistemas de reconocimiento facial y los riesgos que pueden generar sesgos existentes si la herramienta no se regula y supervisa correctamente. Indicaron cómo los sistemas de reconocimiento facial pueden generar violaciones a la intimidad y discriminación. Concluyeron que la norma enfrenta el desafío de adaptar figuras del ámbito de la responsabilidad civil y penal a situaciones en las que las decisiones ya no son humanas, sino algorítmicas.
De estos interesantes espacios de debate, llegamos a la conclusión de que la tecnología disruptiva que trajo consigo la cuarta revolución industrial demanda una detenida reflexión jurídica. Es innegable que el ámbito jurídico debe avanzar para asegurar que el uso de la inteligencia artificial sea provechoso para la gestión judicial, haciendo los procesos judiciales más ágiles y transparentes, siempre en el marco del respeto a los derechos fundamentales y el estado de derecho.
Reiteramos nuestras felicitaciones a la World Jurist Association y a la Universidad del Caribe por la excelente organización de este evento jurídico mundial, sin precedentes en nuestro país.
El autor es Decano de la Facultad de Humanidades, Unapec.
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