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SANTO DOMINGO.-Aunque la maternidad a menudo se pinta como un período de plenitud, felicidad y realización personal, para muchas mujeres también implica intensos desafíos emocionales, físicos y psicológicos.
Según la terapeuta Semiramis Medina, esto está profundamente relacionado con la idea subjetiva de maternidad que cada mujer construye y que se ve influenciada por sus experiencias familiares y las normas sociales que conoce.
La psicóloga, con maestría en psicología clínica con enfoque cognitivo conductual, explica que la ansiedad, común en muchas mujeres durante la maternidad, puede definirse clínicamente como “la anticipación de una amenaza futura, acompañada de afecto negativo, tensión muscular y comportamientos de evitación”.
Esta definición, traducida al día a día de una madre con ansiedad, se manifiesta en irritabilidad, gritos o llantos sin razón aparente. Implica estar hipervigilante con los hijos, lidiando con pensamientos catastróficos y una mente que se enfoca siempre en el peor escenario.
Además, se suma la sensación de no hacer lo suficiente, por mucho que se esfuerce. La cigüeña no solo visita a madres en las mejores circunstancias, sin importar el contexto socioeconómico. La condición integral de la madre impactará en su salud mental y emocional.
“Factores como el historial de salud mental personal y familiar, los cambios hormonales, el estilo de vida (demandas laborales y familiares, presencia o ausencia de una red de apoyo que afecte las horas de descanso y ocio), son determinantes para reducir el impacto de la ansiedad en su cuerpo, mente y en la dinámica familiar”, detalla la terapeuta del Centro Vida y Familia.
Las estadísticas
En República Dominicana, aunque faltan estudios específicos, Profamilia estima que al menos el 25 % de las embarazadas experimenta malestar emocional significativo, y 1 de cada 7 madres primerizas podría desarrollar un trastorno de ansiedad o del estado de ánimo.
Medina añade que la hipervigilancia moderada, inherente a la maternidad, puede facilitar una respuesta rápida a las necesidades del bebé y fomentar un vínculo atento y disponible.
En este sentido, un cierto nivel de ansiedad funciona como un sistema de alerta que, bien regulado, favorece el cuidado y la supervivencia del bebé, siendo una respuesta natural al nuevo rol materno.
“Comprendiendo que la ansiedad es una respuesta adaptativa, es importante dejar de satanizarla o luchar contra ella. Más bien, lo ideal es entender cómo funciona.
Y, sobre todo, es crucial aprender a identificar cuándo sobrepasa los límites de lo funcional y empieza a desregular a la madre, tanto interna como externamente”, apunta.
Si necesitas ayuda
— Signos de alerta
La experta recomienda buscar ayuda cuando existe una interferencia significativa en las actividades diarias (dormir, comer, cuidar a los niños o mantener la higiene personal) debido a la preocupación constante o malestar emocional, o ante síntomas físicos persistentes sin causa médica, como taquicardia, opresión en el pecho, mareos, náuseas, insomnio o fatiga extrema.
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