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Se alzan de nuevo las huelgas, dejando a la población vulnerable sin atención en los hospitales, mientras que las clínicas privadas siguen operando, gracias a que en ellas los mismos huelguistas siempre han mostrado un “alto sentido del deber”. En esta ocasión, el ausentismo constante de un “luchismo” persistente y desactualizado se convierte en una amenaza al enfrentarse con renovado énfasis a un problema que la red pública combatirá con mayor ímpetu: la hipertensión arterial, causante de enfermedades cardiovasculares con riesgo de mortalidad, que muestra una alta incidencia en República Dominicana. Es evidente que la prevención de desenlaces fatales debe incluir atención especializada en centros sanitarios de cualquier nivel, y no solo en aquellos que priorizan las ganancias, como sucede con los privados que operan las 24 horas, sin importar las condiciones. La situación es muy diferente en los hospitales estatales, que en estos días rechazaban a centenares de enfermos con diversas urgencias y riesgo de muerte. Ninguna interrupción de funciones debería impedir que el Ministerio de Salud Pública ponga en marcha el anunciado programa cardiovascular integral de prevención y atención rápida en cientos de sus centros. Se suministrarán gratuitamente medicamentos esenciales, incluyendo los que combaten la diabetes, para que los dominicanos de bajos ingresos no tengan que recurrir a los establecimientos privados, inaccesibles sin recursos. Para proteger a los ciudadanos con mayor riesgo de salud debido a la falta de recursos, se implementa en República Dominicana una estrategia promovida por la Organización Panamericana de la Salud, enfocada en fortalecer la atención primaria para la prevención y control de las enfermedades circulatorias. El año pasado, en abril, cuando no había escasez de médicos en los hospitales, en una sola región del país, más de 25 mil personas de escasos recursos fueron diagnosticadas a tiempo para continuar viviendo, gracias a tratamientos para la hipertensión y la diabetes sin costo alguno.
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