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Guido Giraldi, creador de la ley en Chile, afirma que la industria de la comida chatarra es un gran negocio.
Si bien no existe en nuestro país una formación nutricional que nos permita discernir qué cantidad de sodio, azúcar o de potasio (por mencionar algunos elementos nutricionales) son los adecuados, ni muchas personas, por las prisas, revisan con detenimiento las etiquetas al ir al supermercado, es un derecho del consumidor que todos los productos cuenten con un etiquetado frontal, de fácil entendimiento, que muestre su contenido nutricional y les deje claro qué productos son más saludables a la hora de elegir.
En una entrevista con el Listín Diario, Guido Girardi, médico investigador y creador de la Ley de Etiquetado Nutricional en Chile, indica que la mayor pandemia que vive la humanidad es la obesidad, la cual dijo mata 43 millones de personas al año, y apuntó que esto tiene mucho que ver con la falta de un enfoque más certero a nivel de salud pública, el débil compromiso de las empresas con la salud de los consumidores y la insuficiente fiscalización de los organismos gubernamentales.
Giraldi sostiene que al tema de la obesidad se asocian otras muchas afecciones como la salud mental (por baja autoestima), los problemas metabólicos y neurodegenerativos como la diabetes, la aparición prematura del Alzheimer, Parkinson, cáncer y otros, sin embargo, expresa no se le da la atención que amerita, en parte dice porque la industria de la comida chatarra se ha convertido en un gran negocio, similar a la tabacalera.
Agrega que la obesidad es una enfermedad genética, lo cual plantea un problema ético. “Las personas obesas tienen modificaciones de sus genes y podrían transmitir esta condición a sus hijos, nietos, nietas, bisnietos, bisnietas, es decir, no solamente te dañan a ti, están dañando a las generaciones futuras”, refiere Giraldi con preocupación.
Con esta aseveración Giraldi destaca que el problema de la obesidad “no es un problema solamente de las personas, porque afecta al resto, afecta a la sociedad, por los costos económicos que tiene y las consecuencias, por eso la sufre toda la sociedad al final”, por esta razón está convencido de que el etiquetado frontal es una acción de responsabilidad de las empresas, pero además es una forma de garantizar el derecho a saber que tienen los consumidores.
Cuenta que en Chile “lo primero que nosotros (…) dijimos, bueno, tenemos que establecer un derecho humano, que no existe”, el derecho a saber. “Tenemos que tener un descriptor para democratizar esto, para restablecer el derecho a saber, que es la base de los derechos humanos, es la base del mercado, el mercado asimétrico no es mercado.
Sostiene que en Chile trabajaron con cuatro sellos para el etiquetado, uno para indicar el nivel de azúcar, uno para las calorías, uno para las grasas saturadas y otro para la sal, y pusieron énfasis en que niños y niñas pudieran entenderlos, porque apunta que muchas veces son estos quienes, al ir con sus tutores al supermercado, definen los productos que se llevarán a casa.
Giraldi explica, además, que la experiencia chilena demuestra que es posible lograr un cambio en la industria de alimentos y bebidas y alcanzar un compromiso para fomentar una nutrición saludable, o al menos garantizar el derecho del consumidor a saber exactamente lo que adquiere al comprar un producto.
“Y la idea nuestra con esta ley (etiquetado frontal) es precisamente incentivar que las industrias migren a alimentos que no son solubles, alimentos saludables. Y en Chile se han reformulado más o menos un 25% de todos los alimentos”. Añadió que también han logrado una disminución de un 25% en el consumo de bebidas gaseosas con azúcar.
Una industria saludable
Guido Giraldi indicó que en Chile han logrado comprometer a muchas empresas multinacionales de renombre con la aplicación de la ley de etiquetado frontal, e insiste en que es necesario garantizar el derecho del libre mercado respetando el derecho de la gente a elegir una alimentación saludable. Y desde el Estado se pueden incentivar a esas industrias, priorizándolas en las compras públicas.
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