Salud

Vifranny Espaillat: como madre y neuróloga, está preocupada por la salud neurovascular de los jóvenes

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La especialista en Neurología Vascular tiene un hijo de 13 años y, para ella, más allá de una buena crianza, es fundamental brindar bienestar a los hijos a través de acciones preventivas.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

La especialista en Neurología Vascular tiene un hijo de 13 años y, para ella, más allá de una buena crianza, es fundamental brindar bienestar a los hijos a través de acciones preventivas. Para esta profesional, resulta alarmante la cantidad de pacientes jóvenes que han sufrido ictus o accidente cerebrovascular.

Hace poco que Vifranny Ayariliz Espaillat Durán, una neuróloga vascular dominicana que estudió en Barcelona, llegó al país con su equipaje repleto de conocimientos y técnicas para atender a pacientes con problemas neurovasculares.

En estos pocos meses le ha sorprendido sobremanera la cantidad de jóvenes y de personas por debajo de los 40 años que han y están padeciendo problemas de ictus o accidente cardiovascular. ¿Las razones? Son diversas, pero, desde su óptica, la alta incidencia obedece en gran medida a que, en República Dominicana no hay una cultura de salud preventiva.

Como madre, la protagonista de esta historia entiende que desde la niñez es importante fomentar ese hábito de chequeos rutinarios en los hijos para que de adultos conozcan más su cuerpo, sepan cuándo este les indica que algo no está bien y puedan evitar males mayores. Ahora bien, como médico, su opinión es: “En nuestro país hace falta desarrollar proyectos orientados a ayudar a la gente a que al menos aprenda a identificar las alertas que le indican que debe buscar ayuda inmediata, sobre todo, cuando se trata de situaciones que avisan antes de causar grandes daños”. Lo dice con una fluidez que permite comprender a la perfección su mensaje. Está en cada uno, prestar atención a la preocupación que manifiesta.

Precisamente, viendo la realidad de República Dominicana y poniéndola en perspectiva con respecto a España y otros países, Vifranny lamenta que los dominicanos se caractericen por “poner candado después que les roban”. En efecto, es así. Es después de que ya no hay mucho que hacer que se suele visitar al médico, sabiendo que hay muchas patologías que descubiertas y tratadas a tiempo, tienen remedio.

¿Qué le falta a República Dominicana para avanzar en el sector salud, sobre todo, en la Neurología, que tanta demanda tiene en los últimos tiempos? A esta pregunta no tardó en responder. Eso sí, no sin antes dejar que su rostro revele que es mucho el camino que hay que recorrer para atender la gran incidencia de casos en el área.

“Necesitamos más inversión en infraestructura y educación continua, protocolos estandarizados para ACV, disponibilidad de trombolíticos y unidades de ictus, y por supuesto, una cultura de prevención cerebrovascular desde el primer nivel de atención, donde dispongamos de una Red de Ictus Nacional”. Es contundente al enumerar estas necesidades.

Pero, al escucharla nombrar con tanta propiedad las deficiencias que tiene el sector salud en esta área, se hizo prioritaria la pregunta: ¿Cómo valora la salud cerebrovascular de la población dominicana? “Es preocupante. Muchos dominicanos sufren ACV sin acceso a atención oportuna. Hay desconocimiento sobre los síntomas y se normaliza la hipertensión y la diabetes. Falta una red estructurada para la atención del ACV agudo y sus secuelas”. Mientras más conocimientos adquiere en el área de la Neurología, más le preocupa a la dueña de este relato la realidad de República Dominicana.

Vifranny sabe que no todo se le puede dejar a las autoridades. La formación que obtuvo en el Hospital Clínic de Barcelona no solo la preparó para dar respuesta a las patologías neurovasculares. También la ayudó a reforzar el don de servicio que desde niña cultivaba. “Desde muy pequeña sabía que quería hacer algo que me permitiera ayudar a los demás, y la medicina fue ese camino”. Su discurso se siente sincero.

Por todo esto, la protagonista de hoy tiene muchos planes en carpeta. “Estoy trabajando en proyectos de educación, en la creación de unidades de ictus a nivel de hospitales públicos de nuestro país, en investigación clínica y en la creación de estadísticas de esta enfermedad en nuestro país. Además, estoy enfocada en lograr alianzas internacionales para mejorar el abordaje del ACV en República Dominicana”. Y lo más importante para ella: “Quiero seguir humanizando la medicina desde la voz del especialista que acompaña, no solo del que diagnostica”.

Lograr concretar estas pretensiones, junto a una buena voluntad gubernamental, a la concienciación que puedan tener los padres y las madres de despertar en sus hijos, desde pequeños, el interés en apostar a su salud, es lo que creará el antes y el después de un país que le resta importancia a la prevención.

Cuando a Vifranny le tocó dar esa materia, bastó con que su maestro, el fallecido doctor Cantisano, diera algunas pinceladas de lo que sería la asignatura, y ahí comenzó a amar esta especialidad que la lleva a cada día prepararse mejor para dar respuestas a los dominicanos, en momentos en que la incidencia de accidentes cerebrovasculares cada vez es más alta.

Vifranny Espaillat, como la conocen sus pacientes y colegas, estudió Medicina en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (Pucmm), en Santiago. Luego hizo la residencia de Medicina Interna, en el Hospital Luis E. Aybar y, más adelante, Neurología, en el Hospital Salvador B. Gautier, contando con rotaciones en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez, en Ciudad de México. Realizó una subespecialidad en Neurología Vascular, con formación en el Hospital Clínic de Barcelona.

Con este aval, esta mujer, nacida en Moca y criada en La Vega, está logrando abrirse paso en este, su país, donde quiere transformar, al menos en su área, la cultura de dejadez que tiene el dominicano cuando de su salud se trata, más aún, en un tema tan sensible como lo que tiene que ver con lo neurovascular.

Ella es la mayor de tres hermanos que crecieron en el seno de una familia trabajadora que le inculcó valores y sobre todo, la importancia de servir a los demás. “Precisamente, por lo aprendido en el hogar, es que me motivó a estudiar Medicina. Entendí, muy temprano, que era la que me iba a permitir unir mis deseos de crecimiento profesional y el servicio a los demás, desde el punto donde todos los seres humanos somos más vulnerables y más necesitados de empatía: la enfermedad”. Lo expresa dejando saber que ser médico es un sacerdocio.

¿Por qué esa especialidad? Se le preguntó, haciendo alusión a la Neurología. Su respuesta: “Fue algo de amor a primera vista. Desde el primer día, en el que, sentada, tomando mi primera clase de esa materia, escuché al doctor Cantisano, neurólogo (que en paz descanse), hablando algunas cosas de lo que sería esa asignatura, dije: ‘¡Esto es lo mío, wow cuánta majestuosidad, retos e intereses me proyecta esta área de la salud!’. Y aquí estoy, más de una década después, ejerciendo lo que amé desde el primer día”. Lo cuenta orgullosa de lo logrado.

La madre de un hermoso adolescente llamado Marcos, no deja de poner a trabajar su cerebro. Tanto es así que, aunque trata de cumplir con el rol de mamá, no descansa en su afán de aportar al país para bajar la tasa de ocurrencia de ictus o accidentes cerebrovasculares que afecta a una gran cantidad de dominicanos, con alta preocupación, insiste, en la población joven, en la que, anteriormente, eran muy escasos los casos.

De hecho, en cinco años, se ve: “Consolidando un centro de referencia en Neurología Vascular, promoviendo educación para la comunidad y los médicos, seguir llevando salud y prevención a los dominicanos y sobre todo, conocimiento en la materia. Continuar dando de lo que sé en favor de todas las dominicanas y los dominicanos. También sueño con poder contribuir al diseño y creación de políticas públicas en salud cerebrovascular en beneficio de toda la población, especialmente, de los necesitados”. Con su objetivo, pone en evidencia que valió la pena incursionar en la Medicina.

Su sensibilidad es tal que, son las injusticias, ver a un anciano trabajando en las calles para buscar el sustento para los cortos y cansados años que le restan, ver las lágrimas de una madre que no puede hacer más nada por su hijo, enfermedades no curables en niños, los animalitos, sobre todo, perritos, siendo maltratados y sufriendo en las calles, son las cosas que le hacen llorar.

Pero en la vida de Vifranny, no todo ha sido color de rosa. “Como todos, porque sé que cada ser humano tiene dificultades en esta vida, he enfrentado bastantes, pero más que trabas, las llamaría trampolín”. Explica el por qué.

“El mayor reto que he tenido a lo largo de este camino de estudiante, fue mi embarazo con solo 19 años. Mi hijo se formó en mi vientre entre paredes de aulas de la Pucmm, puedo decirte que, el día que nació, terminé mi última clase de Epidemiología. Recuerdo que eran las 3:30 de la tarde, y ya a las 8:10 de la noche, había nacido. Tuve que reintegrarme a la universidad a los 11 días de haber dado a luz para no reprobar las materias por inasistencia”. Humanamente, fue uno de sus mayores retos, más siendo ella una buena estudiante desde sus inicios.

Cuando se convirtió en madre, apenas iniciaba la carrera, una profesión tan demandante como la Medicina. “Era mamá primeriza y recién casada, muchos frentes abiertos, pero gracias a la fortaleza que Dios me proveyó, mi familia y el apoyo de mi esposo pudimos lograr que me graduara cuatro años después, con mi mismo grupo de inicio de la carrera, sin nunca reprobar una asignatura ni una práctica”. Querer es poder.

Otro punto de quiebre fue dejar a su familia para mudarse a la Capital a realizar su especialidad. También la ha marcado el hecho de que en el año 2023-2024 a su padre le diagnosticaron cáncer de páncreas, siendo un hombre de 58 años, saludable hasta el momento. “Recibir el mismo día del diagnóstico, mi carta de aceptación en Barcelona para realizar el ‘fellowship’ en Neurología Vascular, hizo que mi

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