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Viena – Después del deceso de por lo menos 1.500 peces constatado este jueves en un río de Austria, las autoridades del país advierten sobre la “seria amenaza” que supone para muchas especies de peces la ola de calor que sacude estos días Europa central.
Este calor extremo, junto con una escorrentía escasa debida a la falta de lluvias, ha reducido el nivel de oxígeno de las aguas dulces.
“El jueves se encontraron alrededor de 1.500 peces sin vida en el río Krems”, cerca del sur de la ciudad de Linz, capital del estado federado de Alta Austria, comunicó el consejero estatal de Medio Ambiente, Stefan Kaineder, en un comunicado.
“Estamos notando que la combinación de calor extendido, falta de precipitaciones y lluvias torrenciales aisladas está empeorando la contaminación de las vías fluviales”, declaró el experto, describiendo esta situación como otra señal de la presión que el cambio climático ejerce sobre los ecosistemas.
“Los peces murieron asfixiados; fue una experiencia muy lamentable”, declaró el portavoz de Kaineder a la agencia local APA.
Las altas temperaturas, combinadas con la baja escorrentía, están causando una disminución drástica del contenido de oxígeno en el agua, no solo en Austria, sino en toda la región.
En la vecina República Checa se reportó la muerte de casi toda la población de peces del lago Modlanska, al norte del país, donde entre el fin de semana y el martes pasado se recogieron más de once toneladas de pescado muerto, según informó a EFE Jan Skalsky, portavoz de la Asociación Checa de Pesca.
Conforme a los meteorólogos, Austria está hoy en el punto más álgido de la actual ola de calor, con hasta 38 grados centígrados en el este del país. EFE
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