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Se estima que en Europa el 12% de la población tiene un tatuaje, cifra que llega al 24% en Estados Unidos.
Estos datos han sido resaltados en un informe emitido por la Comisión Europea (Safety of tattoos and permanent make-up. Final report. 2016) donde se examinan los riesgos de los tatuajes y se alerta de que la legislación actual es insuficiente para asegurar la salud.
Según este estudio, para la fabricación de la tinta se usan más de 100 colorantes y 100 aditivos. No se han confirmado ni descartado los riesgos de sufrir cáncer de piel, aunque los autores coinciden en la necesidad de realizar estudios de cohorte prospectivos para averiguar esta relación.
Los investigadores han concluido que es necesaria una ley europea específica para regular este ámbito, ya que actualmente son los propios países los que adoptan dicha regulación, y exigen una formación obligatoria para los tatuadores y el fin de los tatuajes clandestinos.
El dermatólogo Serafín Fernández-Cañadas, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, ha estado en los micrófonos de “El Bisturí” y ha dado algunos consejos a tener en cuenta antes y después de hacernos un tatuaje, avisando de algunos riesgos:
Prestar atención a la ubicación corporal porque, en el caso de las mujeres, un tatuaje en la zona dorso-lumbar no es compatible con la administración de la anestesia epidural durante el parto.
Los dermatólogos desaconsejan tatuar encima de los lunares, ya que, aunque se trata de lesiones benignas, podrían cambiar en algún momento y la tinta condiciona mucho su seguimiento.
Si se utiliza agua para diluir la tinta en la mezcla, ésta debe ser esterilizada -nunca del grifo ni embotellada- para prevenir infecciones en la piel.
Se ha observado que la tinta roja produce más inflamaciones a largo plazo (esto está motivado por el tipo de tinte empleado), por lo que es muy recomendable evitar estos tonos, afirma Fernández-Cañadas.
A la hora de elegir el estudio donde hacerse el tatuaje, es muy importante la metodología y la tinta que utiliza el tatuador. “En Estados Unidos hubo hace unos años varios casos de infecciones por ecobacterias de la familia de la tuberculosis y estos gérmenes atípicos fueron localizados en las tintas del centro tatuador”, advierte el experto.
Si la persona tiene tendencia a desarrollar queloides (lesiones de la piel por una mala cicatrización), pueden aparecer cicatrices abultadas en la zona del tatuaje que podrían generar una patología antiestética y molesta.
También es un factor condicionante para la salud la alergia a los componentes de las tintas.
“En algunas autopsias se han encontrado restos de pigmento en los ganglios linfáticos, pero no sabemos qué implicación puede tener esto”, especifica el experto en dermatología.
Antes de hacernos un tatuaje debemos ser conscientes de que es algo que llevaremos en nuestra piel toda la vida y que, aunque existen tratamientos para borrarlo, es un procedimiento trabajoso.
La técnica actual para eliminar la tinta de la piel es el láser, que fragmenta el pigmento, lo que permite una cierta absorción por el sistema linfático y también la eliminación al exterior por vía percutánea.
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