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Duarte.- Líderes religiosos, académicos y del ámbito judicial se encontraron en el IV Conversatorio Nacional “Peregrino de Esperanza”, con la intención de meditar y plantear soluciones para optimizar el sistema penitenciario en República Dominicana.
El encuentro, organizado por la Comisión Nacional de Pastoral Penitenciaria y la Universidad Católica Nordestana (UCNE), buscó impulsar un modelo de justicia más humano, donde se respete la dignidad de las personas privadas de libertad y se fomente su rehabilitación y reinserción social.
En el conversatorio, el obispo de San Francisco de Macorís, monseñor Ramón Alfredo de la Cruz, manifestó que el sistema penitenciario no debe ser una máquina de castigos, sino un lugar donde las personas puedan recobrar su dignidad. “El cambio inicia cuando vemos a cada ser humano como una vida con esperanza, no como un problema”, declaró.
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Por su parte, el padre Fray Arístides Jiménez Richardson, secretario de la Pastoral Penitenciaria, recordó que el trabajo de la Iglesia en las cárceles busca evangelizar, formar conciencia y promover la dignidad humana. Indicó que nadie puede afirmar que ama a Dios mientras pisotea la dignidad del prójimo. Autoridades extraditan dominicano acusado de tráfico de metanfetaminas en EE.UU
El rector de la UCNE, padre Isaac García de la Cruz, también dio palabras de bienvenida, enfatizando que “quienes están en conflicto con la ley siguen siendo personas con sueños truncados, pero también con la posibilidad de redimirse”. Agregó que una sociedad justa se evalúa por su capacidad de reeducar, acoger e integrar.
Panelistas y propuestas
El conversatorio se estructuró en segmentos donde expertos compartieron sus experiencias y propuestas. La jueza de Ejecución de la Pena, Bárbara Irene Rodríguez, explicó que su función es asegurar que las penas se cumplan de manera justa, respetando los derechos humanos y siempre buscando la rehabilitación del condenado.
Rodríguez resaltó que la reinserción no solo depende del interno, sino de una sociedad dispuesta a aceptar el cambio.
Desde el ámbito educativo, el asesor del Ministerio de Educación, Rafael Amador Figaris, afirmó que la transformación de las personas privadas de libertad es posible con educación, voluntad y oportunidades. Relató cómo su experiencia personal le enseñó que la reintegración no finaliza en las cárceles, sino que debe continuar con apoyo en el exterior.
La directora del centro educativo del penal de La Victoria, Carmen Rosario, destacó el impacto del Tratamiento Penitenciario. “La educación transforma vidas, incluso en contextos de encierro. Muchos internos no solo han aprendido a leer y escribir, sino también a descubrir un propósito”, afirmó.
Finalmente, el magistrado Claudio Aníbal Medrano, coordinador del Departamento Judicial de San Francisco de Macorís, recordó que la dignidad humana no tiene fronteras y que todas las personas, sin importar su situación legal, merecen respeto. Subrayó que las autoridades deben garantizar ese derecho en todo momento.
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