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Con la llegada del verano, el alza de las temperaturas y la mayor cantidad de luz solar y radiación, muchas personas se exponen al sol con el objetivo de lograr un bronceado epidérmico atractivo.
Sin embargo, para algunas de ellas, las que sufren tanorexia o ‘adicción psicológica al bronceado’, la búsqueda del tono dorado ideal para la piel puede transformarse en una conducta obsesiva con graves consecuencias para su salud.
La tanorexia aún no ha sido catalogada en los manuales de psiquiatría como un trastorno mental y su nombre tampoco aparece en los diccionarios de términos médicos, pero existe consenso en que es un comportamiento adictivo y patológico que puede generar perjuicios psicológicos y un severo daño dermatológico, por lo que requiere tratamiento.
Las personas que manifiestan esa conducta experimentan una percepción distorsionada del aspecto de su propio cuerpo, llegando a verse “demasiado pálidas o blancas”, incluso cuando ya presentan un tono oscuro en la piel, lo que las lleva a exponerse de forma reiterada y prolongada al sol o a cabinas de rayos UVA, sin tener en cuenta los riesgos asociados.
En el plano físico, esa conducta, mantenida en el tiempo, puede producir quemaduras repetidas, envejecimiento prematuro y lesiones precancerosas, mientras que, en la faceta psicológica, se vincula a síntomas de ansiedad y baja autoestima, interfiriendo el funcionamiento social, laboral o personal, sobre todo, en jóvenes y adolescentes, según la aseguradora médica privada Nara.
La preocupación por mantener el bronceado por mucho tiempo, el aumento progresivo del tiempo de exposición al sol al aire libre o a la radiación ultravioleta (UV) en las cabinas de bronceado, la ansiedad ante los días nublados por no poder broncearse o la vigilancia constante de la piel para no perder el tono y color adquiridos, son algunos indicios de ese trastorno.
Primeros estudios sobre este trastorno.
Este desorden forma parte de un conjunto de trastornos del comportamiento con raíces psicológicas, relacionados con la percepción distorsionada que la persona tiene de su propia apariencia física.
En este grupo también se incluyen la ‘ortorexia (‘obsesión por controlar la calidad de los alimentos que se consumen’), anorexia (‘síndrome de rechazo de la alimentación por miedo a engordar), ‘megarexia’ (‘trastorno de las personas obesas que no se ven como tales y no se alimentan adecuadamente’) y la ‘vigorexia’ (obsesión patológica por desarrollar la musculatura).
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Una de las primeras referencias a este trastorno aparece en un estudio efectuado por dermatólogos y publicado en 2005 (DOI: 10.1001/archderm.141.8.963), que mostraba que algunas personas tenían un patrón de comportamiento similar al que presentan los adictos al alcohol, el tabaco o las compras compulsivas, perdiendo el control sobre sí mismas y dando paso a un comportamiento de tipo obsesivo-compulsivo.
Investigaciones posteriores demostraron que cuando las personas con ‘adicción al bronceado’ toman el sol con gran frecuencia, en su cuerpo se liberan opioides endógenos y endorfinas, sustancias que alivian el dolor y causan sensación de placer, bienestar y que cuando dejaban de exponerse a la radiación solar sufrían un síndrome de abstinencia similar al que generan las adicciones.
Disfrutar del sol con la protección adecuada.
Desde Nara (www.naradigital.es) recomiendan “aprender a disfrutar del sol de forma saludable, sin adicciones ni obsesiones, no solo por cuestiones estéticas, sino, principalmente, para prevenir un riesgo real para la salud”.
La piel tiene ‘memoria’ (los daños solares son acumulativos), por lo que los sucesivos bronceados que experimentemos en la actualidad pueden definir nuestra salud dermatológica dentro de 10 o 20 años”, señalan los especialistas de esta aseguradora.
Para minimizar el impacto de la radiación ultravioleta sobre la piel, estos expertos recomiendan usar a diario un protector solar de amplio espectro (con un factor de protección solar o SPF mínimo de 30), incluso en los días nublados, reaplicándolo en abundancia cada dos horas, además de utilizar sombreros, gafas de sol homologadas y ropa fotoprotectora.
Estrategias psicológicas para desactivar la adicción al sol.
Según un estudio realizado en 2017 por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Georgetown (EE.UU.) en 400 mujeres que se broncean, el 20 % de las participantes en la investigación mostraron signos de dependencia adictiva, informa la Fundación del Cáncer de Piel (SCF, por sus siglas en inglés).
En ese estudio, las adictas a broncearse estaban convencidas de que las sesiones de bronceado les producían beneficios físicos y anímicos y de que broncearse mejoraba su apariencia y actitud, haciéndolas sentir mejor consigo mismas, aunque una vez desaparecida esa sensación de bienestar, las usuarias de camas solares mostraban signos de depresión, según la SCF (www.skincancer.org).
“Es importante entender por qué las personas se sienten obligadas a broncearse y dejar de hacerlo no es sencillo para algunas de ellas, ya que ayuda a los médicos y otros profesionales de la salud a desarrollar mejores técnicas de intervención que animen a las personas a abandonar esa conducta adictiva”, según la doctora Deborah S. Sarnoff, presidenta de la SCF.
“No existe un bronceado UV saludable. Ya sea que estés tumbado en la playa o en una cama solar, el daño que sufre tu piel puede provocar envejecimiento cutáneo y un cáncer de piel potencialmente mortal”, asegura esta dermatóloga estadounidense.
La doctora Sarnoff ofrece algunos consejos para quienes tienen dificultades psicológicas para dejar el bronceado adictivo:
Utiliza el ‘bronceado en aerosol’
La doctora Sarnoff se refiere a productos con componentes naturales que se pulverizan sobre la piel o la cara y le confieren a la piel un tono moreno que puede durar varios días, señalando que, “hoy en día existen muchas opciones profesionales y caseras de este tipo, que facilitan más que nunca conseguir un bronceado saludable”.
Acude al gimnasio
“Si buscas ese subidón de endorfinas (sustancias hormonales que libera nuestro organismo y que producen una sensación de placer y alivio del dolor), una sesión de entrenamiento físico te proporcionará la misma sensación de bienestar que una sesión de bronceado”, señala.
Mantente sano
“Cuidar bien tu cuerpo, llevando un estilo de vida saludable que incorpore ejercicio, un adecuado descanso, una buena alimentación y beber mucha agua, te dará un gran impulso anímico el cual hará que lo pienses dos veces antes de hacer algo que no le conviene como broncearte de manera adictiva”, enfatiza la presidente de la SCF.
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