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El Salón de la Fama del Béisbol de Cooperstown abrirá, este domingo, sus puertas a los nuevos integrantes: el jardinero Ichiro Suzuki y los lanzadores CC Sabathia y Billy Wagner, elegidos por la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA).
Asimismo, serán exaltados los difuntos Dave Parker y Dick Allen, propuestos por un comité especial de la ‘Era Clásica’ de la pelota, iniciada en 1980.
Se anticipa que cincuenta y tres miembros del Salón de la Fama, ya incluidos en el pasado, retornen del 25 al 28 de julio para festejar la incorporación de la Clase 2025 al recinto sagrado.
La ceremonia de inducción al Salón de la Fama 2025, que arrancará a la 1:30 p. m., será televisada en vivo por MLB Network, que ha emitido todas las exaltaciones desde su debut en 2009.
En un evento que congrega a grandiosos beisbolistas, hay uno que sobresale, por mucho, sobre el resto. Con una estatura de cinco pies y 11 pulgadas y un peso de 175 libras, Suzuki ha sido, libra por libra, uno de los gigantes de la historia del béisbol mundial.
Uno que desmintió la teoría de que un bateador formado en el béisbol japonés, incluso si era de los mejores de todos los tiempos, no tendría ninguna oportunidad contra el riguroso pitcheo de las Grandes Ligas. Una hipótesis sin probar que fue aceptada casi sin cuestionamientos, a tal punto que fueron exclusivamente pitchers todos los nipones que actuaron en las Ligas Mayores (10, entre 1964 y 2000) antes de Suzuki.
A pesar de que no llegó de Japón a Estados Unidos hasta ser toda una leyenda en su tierra natal, ‘Ichiro’ (como se ha presentado a lo largo de su trayectoria), bateó para .311 con más de tres mil imparables, más de 500 robos y más de 1,400 carreras anotadas, acumulando 60 WAR (versión Baseball Reference) en una carrera de 19 temporadas (17 completas) en MLB con los Marineros de Seattle, Yankees de Nueva York y Marlins de Miami.
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