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Volvió a Galicia, después de estudiar y trabajar en EE. UU. y Francia, y rehabilitó una casa en Teo donde tiene hoy su propia explotación.
Pertenece Bibiana Guerra Pestonit a una generación en la que era agricultor quien no podía permitirse una buena carrera como Medicina, Derecho o Arquitectura. Nacida en Noia, hace 62 años, estudió Biología y, aunque entonces no tenía tan claro como hoy cuál era su vocación, recuerda que “cada vez que alguien venía a dar una charla por un tema vegetal, allí estaba yo”. Al salir de la facultad, en 1988, consiguió una beca nacional en la Universidad de California (Davis) para investigar la germinación de las semillas. “El trabajo en el laboratorio resultó ser extremadamente intenso y, debo reconocer, difícil para lo que entonces era mi nivel de inglés”, relata. Anhelaba, además, el contacto con las plantas más allá de su ADN y solicitó un traslado al edificio de al lado, al departamento de Viticultura y Enología, el cual le permitía — entre otras cosas — visitar “los preciosos viñedos experimentales, tomar clases sobre fisiología de la vid y cuidado del viñedo y visitar bodegas tipo Falcon Crest. Las clases de análisis sensorial de vinos y el curso de manejo del tractor eran la guinda del pastel”, afirma. Completó en Davis un máster en Horticultura, especializándose en viticultura, y eso la llevó en 1993 a estudiar en una de las cunas históricas de la producción de vinos, Montpellier, donde obtuvo su diploma de Agronomía. Después trabajó en una explotación de Burdeos y se sacó un diploma nacional de Enología. Tras su etapa en Francia, “al no lograr trabajo en Galicia, volví a California y trabajé en grandes bodegas de diferentes zonas vitícolas”. Coincidió aquella época, dice, con el resurgir de la agricultura ecológica y del movimiento Back to the Land: “Empecé a ir a cursos de eso, me hice voluntaria en la explotación hortícola que abastecía a los estudiantes universitarios y trabajaba después los fines de semana en la venta del producto en el mercado de la capital, Sacramento… No sé explicar bien lo que me estaba ocurriendo. Era como si tuviera contraída una infección que me hacía feliz, o algo así. El caso es que, de repente, lo tuve claro: mi secta era la agricultura y mi gente los back-to-the-landers”. Tan segura estaba de que ese era su camino que dejó su trabajo en una reputada bodega, renunciando a un salario anual de cerca de los seis dígitos en dólares, para hacerse empleada en una explotación hortícola de Central Valley. “Era evidente que no me movían los dineros”, constata Bibiana, quien en el 2018 se embarcó en una nueva aventura para tener una explotación propia en Galicia. En Agromaior (Teo) rehabilitó una casa de piedra, montó dos invernaderos, un pozo de barrena, adquirió un motocultor, sistemas de riego… y al año siguiente se establecía allí definitivamente para seguir el latido de su corazón: fundar una casita rural (Casa Terra Viva) y vender el producto agroecológico que ella misma cultivaba en el mercado local. Aunque hacía lo que siempre había querido, reconoce Bibiana que, “al poco, tuve que abandonar porque, francamente, no me daba para vivir”. El sueño se estrelló contra la realidad y volvió al puesto en la Administración que había dejado antes de irse a EE.UU. Pasaron los años y ya había descartado volver a la agricultura, hasta que un día de frío se atrevió a imaginar que volvía a retomarla. Tuvo Bibiana la valentía de darse una segunda oportunidad. Fue recibida con brazos abiertos por sus compañeros del mercado agroecológico santiagués Entre Lusco e Fusco, en el parque de Belvís, donde vende allí el fruto de su ilusión los martes por la tarde en los meses de verano.
Apoyos al arte floral
2 Los alfombristas gallegos no dejan de sorprender y en las Festas do Apóstolo se unieron 40 miembros de distintas asociaciones para elaborar un original tapiz en la plaza de la Inmaculada en sintonía con el Día de Galicia, tanto por sus motivos como sus colores. Entre las personas que fueron a verla para apoyar a los artistas florales estuvieron el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda; el del Parlamento, Miguel Santalices; el delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco; la Valedora do Pobo, Dolores Fernández Galiño; la alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín; el arzobispo compostelano, Francisco José Prieto; el conselleiro de Cultura, José López; o el director de Turismo de Galicia, Xosé Merelles.
Shiori Ito en el Camino
3 La famosa periodista y cineasta japonesa Shiori Ito, nominada a los Óscar por el mejor largometraje documental, contó en la Oficina del Peregrino de Santiago su experiencia en el Camino de Santiago a lo largo de 49 etapas. Durante 30 días, explica, recorrió la ruta francesa, que a una periodista que convive con mucha violencia y drama le fascinó por el carácter amable de la gente que encontró en su viaje, la cual “se convirtió en familia para mí”. Después emprendió el Camino Portugués, donde quiso devolver todo ese amor que había recibido, relató al final de su travesía. Le gustaría volver a vivir la experiencia, “quizás el próximo año”, dijo en las instalaciones de la rúa Carretas.
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