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Día del Padre en República Dominicana: Origen, desarrollo y cómo lo festejamos en la actualidad

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El Día del Padre no es solo una fecha en el calendario, sino un momento que despierta emociones, recuerdos y reflexiones sobre la figura paterna en nuestras vidas.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

El Día del Padre no es solo una fecha en el calendario, sino un momento que despierta emociones, recuerdos y reflexiones sobre la figura paterna en nuestras vidas. En un mundo en constante cambio, detenernos a honrar al padre es también honrar la constancia, la guía y la ternura, que muchas veces se expresa sin palabras, pero se siente profundamente.

Ofrecemos una mirada histórica, cultural y afectiva sobre el origen del Día del Padre, su evolución y cómo se celebra en República Dominicana, enriqueciéndola con una anécdota que nos recuerda que la paternidad no se define por la biología, sino por la presencia amorosa y formativa en la vida de los hijos.

El Día del Padre es una celebración que busca reconocer el rol esencial de los padres dentro del núcleo familiar y en la formación de ciudadanos responsables. Más allá de los regalos, representa una oportunidad para agradecer y valorar a quienes han sido fuente de amor, educación, protección y ejemplo.

Ser padre no es solo engendrar una vida. Es sostenerla con palabras de aliento, con silencios cargados de enseñanza, con manos trabajadoras y miradas que guían. Es, a menudo, sacrificarse, posponer sueños y sonreír aunque el alma duela.

El origen moderno del Día del Padre se remonta a principios del siglo XX en Estados Unidos. Fue Sonora Smart Dodd, hija de un veterano de guerra y padre viudo, quien propuso en 1909 establecer un día para homenajear a los padres, inspirada por el Día de la Madre. Su padre, William Jackson Smart, había criado solo a sus seis hijos, y ella quiso rendirle tributo.

El primer Día del Padre oficial se celebró el 19 de junio de 1910 en Spokane, Washington. Aunque no tuvo un reconocimiento inmediato a nivel nacional, la idea fue expandiéndose con el apoyo de figuras religiosas, comerciales y políticas.

Finalmente, en 1972, el presidente Richard Nixon proclamó oficialmente el Día del Padre como una festividad nacional en los Estados Unidos, a celebrarse cada tercer domingo de junio.

Este modelo fue adoptado por muchos países, aunque cada cultura lo adaptó a sus particularidades sociales, históricas y religiosas.

Una Anécdota para Recordar “Recuerdo a Don Pedro, un hombre de campo que trabajaba de sol a sol como capataz en una finca de arroz. Tenía las manos ásperas, los ojos cansados y la espalda encorvada. No era de hablar mucho. Pero cada tarde, sin falta, llegaba con una bolsita de dulce de coco que le daba a su hijo menor. ‘Esto es para que no se te olvide que te pienso’, decía. Hoy, ese niño es médico. Y cada vez que huele a coco, recuerda no solo a su padre, sino la lección más grande: que el amor paternal se expresa en gestos simples, constantes y silenciosos.”

Un Regalo que No Tenía Precio. Corría el año 1940 en la pequeña ciudad de Spokane, Washington. Sonora Smart Dodd, considerada la impulsora del Día del Padre, organizaba la primera gran celebración oficial en honor a su propio padre, un veterano de guerra y viudo que había criado solo a seis hijos.

Cuenta la historia que aquel día, uno de los niños del vecindario, con apenas diez años y sin recursos para comprar un regalo, se acercó a su padre con una caja envuelta en papel periódico. El padre, intrigado, la abrió lentamente y encontró dentro un simple trozo de papel con un dibujo infantil: era un corazón, una figura de un hombre y un niño tomados de la mano, y una sola frase escrita con crayón rojo:

“Gracias por nunca rendirte conmigo.”

El hombre, conmovido, guardó ese dibujo por años en su cartera. Nunca más volvió a recibir un regalo que tuviera tanto valor. Años después, aquel niño se convirtió en maestro, y solía contar esta anécdota a sus alumnos cada junio, recordándoles que el amor y el respeto hacia un padre no se miden por el precio de un obsequio, sino por la sinceridad del afecto que se entrega.

Durante el siglo XX, el Día del Padre pasó de ser una conmemoración íntima a una fecha reconocida por su valor afectivo y comercial. Se incorporaron: Actos escolares con poesía y dramatizaciones. Regalos simbólicos (corbatas, camisas, herramientas, libros). Promociones en medios de comunicación. Reflexiones religiosas sobre el rol paterno como figura de autoridad, pero también de ternura.

A lo largo del tiempo, el modelo de paternidad también ha evolucionado. El padre proveedor y rígido dio paso a la figura del padre afectivo, presente, que cambia pañales, ayuda con las tareas escolares y da el ejemplo con su vida cotidiana.

En República Dominicana, nuestro país, el Día del Padre se celebra el último domingo de julio, una fecha que permite evitar la proximidad con el Día de las Madres (último domingo de mayo). Aunque no es un día feriado oficial, sí es motivo de reunión, de abrazos, de agradecimientos y, sobre todo, de reflexión sobre el valor del hombre que ama y cría con responsabilidad.

Las celebraciones suelen incluir: Reuniones familiares y almuerzos especiales. Regalos hechos por los hijos. Reconocimientos en centros educativos e instituciones públicas. Programas especiales en radio, televisión y redes sociales.

Más allá de los obsequios, se busca que este día sirva para reivindicar una paternidad responsable, protectora, no violenta, afectiva y solidaria.

El Día del Padre es más que una fecha en el calendario. Es un instante para honrar la constancia silenciosa, los abrazos que sostienen y los consejos que nos marcan. Es la oportunidad de decir, sin adornos, “gracias por estar”.

Este tipo de recuerdos, profundamente humanos, hacen del Día del Padre una celebración del alma, más allá de las formalidades.

En tiempos donde el individualismo, la violencia y la ausencia paterna golpean a muchas familias, celebrar el Día del Padre es también un llamado al compromiso social. Necesitamos padres presentes, que eduquen con el ejemplo, que escuchen, que acompañen, que se equivoquen pero que no abandonen.

En República Dominicana, rendir tributo a los padres no debe ser una moda ni un gesto comercial, sino una acción de justicia y memoria afectiva. Porque todo niño que crece con un padre responsable, aunque sea solo uno, tiene más oportunidades de ser un adulto equilibrado y solidario.

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