Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Cuando se inauguraron las muy apreciadas residencias de Los Prados, en 1967, se eligieron destacadas figuras de las letras, el magisterio, el derecho, las artes y las ciencias para nombrar sus vías, algunas hoy extendidas hacia La Castellana, que surgió después. Todas se han mantenido con sus nombres originales, excepto una: la de Abigail Del Monte.
La identidad de ese ilustre abogado y legislador, uno de los primeros luchadores contra la tiranía de Trujillo, fue eliminada. En un recorrido por la vía que lo honraba, solo se encontró con su nombre un basurero.
A pesar del cambio, aplicaciones de navegación siguen guiando a los conductores a la que fue su avenida, que ahora lleva el nombre de Gladys Gutiérrez, también merecedora de ese homenaje.
No se localizó el decreto del Congreso Nacional o la resolución del Ayuntamiento del Distrito Nacional designándola, para conocer los méritos que se resaltaron del insigne jurista. Sobre él lo que más se conoce es su participación en un fallido complot contra Trujillo. Se le exalta como legislador.
Puede leer: Un emprendedor y, además, exitoso comerciante
Aunque fue escogido en 1930 por el Senado de la República como vocal del tribunal electoral que proclamó ganadores de las amañadas elecciones a Rafael Estrella Ureña y a Trujillo, a los seis días renunció consciente de los abusos cometidos por este en su rol de comandante en jefe del Ejército.
La conspiración. En 1935 Abigail Del Monte estuvo envuelto en una conspiración para “dar muerte” a Trujillo, en la que señalaron, además, a Eduardo Vicioso, Rafael Ramón Ellis Sánchez (Pupito), José Selig, Ramón de Lara, Amadeo Barletta, Juan de la Cruz Alfonseca, Buenaventura Báez Ledesma, Wilfredo Sintiago, Juan J. Caballero, Oscar Michelena Pou, Manuel Joaquín Santana, Federico Cordero Díaz y otros. Consignaron que sumaban 24.
Se les acusó, además, de posesión de armas de fuego, municiones y “fulminantes”, tramar para derrocar al gobierno, incitar a la ciudadanía a “armarse contra la autoridad legalmente constituida y provocar guerra civil”.
Del Monte aparece en los interrogatorios, publicados en 1945 con el título “Dos procesos de nuestros anales criminales”, por Manuel Ángel González Rodríguez, exjuez de Instrucción de la Primera Circunscripción del Distrito Judicial de Santo Domingo.
Declaró ser natural de la capital. Tenía 50 años de edad, estaba casado, ejercía como abogado de los tribunales de la República. Había tenido siete hijos y residía cerca de la Plazoleta de San Antón. Las declaraciones son del 18 de abril de 1935.
No negó que en su vivienda se conspiró. Condenado “a sufrir la pena de 20 años de trabajos públicos”, guardó prisión y fue posteriormente “indultado”. Luego del ajusticiamiento, varios autores han ofrecido versiones de esta trama. Muchos acusados se marcharon al exilio, algunos fueron asesinados. No hay noticias del final de Abigail.
Otros datos. En Historia del Poder Judicial Dominicano, Wenceslao Vega y Américo Moreta refieren que Abigail nació en 1910, dato confuso ya que, si en 1935 tenía 50 años, debió haber nacido antes de esa fecha. Además, su tesis para la licenciatura en Derecho es de 1909. No pudo escribirla antes de nacer.
“Estudios sobre el embargo retentivo u oposición”, tuvo como jurado a Natalio Redondo, Ángel M. Soler y Federico Henríquez y Carvajal.
Se la dedicó a Cayetano Armando Rodríguez y a la memoria de su padre, Manuel Antonio Del Monte. Por esta publicación se conoció al progenitor. También escribió: “A mi madre y mis hermanos”. Entre sus amigos y compañeros cita a Jafet D. Hernández, Buenaventura Peña hijo, Rafael S. Castro, Aníbal P. Salado y José R. Mejía.
En 1968, Vetilio Alfau Durán escribió lo distingue: “Cuando se hurga en nuestros anales parlamentarios, el investigador tiene que alzar la vista para admirar a un grupo selecto de estimables ciudadanos que pasaron por la función legislativa proponiendo ideas que dejaban a su paso un reguero de luces”, y nombra a Buenaventura Báez Ledesma, Juan Nepomuceno Tejera, Benigno Filomeno Rojas, Fernando Arturo de Meriño, Antonio Delfín Madrigal, Emiliano Tejera, Mariano Antonio Cestero, Enrique Henríquez, José María Cabral y Báez, Santiago Guzmán Espaillat, Pelegrín Castillo, Teófilo Ferrer y Abigail Del Monte, entre otros.
Señala que “sus actuaciones fueron tan honrosas para el Congreso que su historia no podría escribirse sin sus nombres”.
La calle. Si el nombre de Abigail Del Monte se le asignó a la calle en 1967, lo mantuvo por más de 50 años. Se desconoce si lo repondrán en otro sector.
Agregar Comentario