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CHINA Adolescentes chinos y la “justicia digital”: la plaga del doxing entre la soledad y el revanchismo

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Los doxers suelen salir indemnes ya que, por su corta edad, no enfrentan consecuencias legales o estas son mínimas, lo que los lleva a intensificar aún más sus ataques.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

En China, entre los adolescentes se propaga una verdadera epidemia de doxing, un tipo de ciberacoso que implica la difusión no autorizada de datos, declaraciones o documentos personales delicados con el fin de acosar, exhibir o perjudicar a las personas afectadas. Detrás de quienes lo practican – mayoritariamente menores de 16 años, irresponsables penalmente según la legislación china – se encuentran víctimas de acoso movidas por la venganza, padres ausentes, jóvenes desesperados y solos, sin una verdadera red social y fascinados por la superficial sensación de poder que les da ser doxers.

Como resalta un extenso artículo publicado en Sixth Tone, una iniciativa gubernamental china conocida como Operación Qinglang, iniciada en el verano de 2024, está intentando limpiar los espacios digitales y conectados de los menores, prestando atención especial a la práctica del doxing. Los doxers suelen salir indemnes ya que, por su corta edad, no enfrentan consecuencias legales o estas son mínimas, lo que los lleva a intensificar aún más sus ataques. Antes de la Operación Qinglang, los doxers famosos y los blogueros influyentes eran reverenciados como símbolos de poder dentro de la comunidad. Ellos mismos percibían esta importancia derivada del reconocimiento, también económico, de otros usuarios, pero que en realidad escondía una profunda soledad.

Actuando en nombre de la “justicia digital”, los autores de estos actos suelen acceder a los datos personales de las plataformas en línea, rastrear las direcciones IP o recopilar información de las redes sociales para crear un perfil detallado de la víctima designada. Telegram, la plataforma cifrada que oficialmente no está disponible en China continental, se ha convertido en el centro predilecto para las actividades de doxing gracias a sus características de anonimato. Sixth Tone, tomando como base un artículo publicado originalmente en White Night Workshop, comparte testimonios impactantes sobre la práctica del doxing en China.

Gao Yi (nombre ficticio) se transformó en doxer tras ser víctima de acoso escolar. “Cuando en los chats grupales de QQ (el programa de mensajería más popular de China, ndr) comenzaron a circular anuncios relacionados con los “servicios de doxing”, Gao vio la oportunidad de mostrar al fin sus habilidades técnicas y obtener el reconocimiento que ansiaba. Empezó a sumergirse en el mundo del doxing online”, se relata. Por primera vez, el joven tuvo la falsa percepción de estar rodeado de amigos, llegando a ser conocido como “Dragon King”. La soledad es el tema central de esta experiencia.

Guo Zitian (nombre ficticio), de 15 años, “vivía según una simple regla: “Quien me insulte, será desenmascarado””, continúa. Él también se unió a la comunidad de doxers después de quedarse sin amigos. Para promocionar su “servicio”, compartía cartas de disculpa escritas a mano por sus víctimas: una exhibición pública de poder. La impunidad que rodea a estos jóvenes se debe a un vacío legal. Sixth Tone recoge la opinión del abogado Chen Weijie, quien resalta que los conflictos suelen originarse en grupos de fans, comunidades de anime y círculos de videojuegos. Solo una pequeña porción de los casos llega a una sentencia definitiva. En el sistema jurídico chino aún no está claro si estos casos entran en la jurisdicción civil o administrativa.

Una de las víctimas de doxing más perseguidas es Chuan Lie, creador. “Sus problemas comenzaron cuando se topó con una estafa que robaba contraseñas de cuentas de juegos e hizo un vídeo de advertencia al respecto”, señala Sixth Tone. Todo comenzó en 2022, cuando su información privada fue divulgada reiteradamente en Internet. Incluidas fotos de su familia y direcciones de su casa, que acumularon cientos de miles de visitas. Cuando por fin se identificó a uno de los doxers de Chuan Lie, se descubrió que el responsable solo tenía 13 años.

“Los motivos que provocan los ataques de doxing son cada vez más triviales: perder una partida de un videojuego, sufrir una ruptura sentimental, criticar a la celebridad preferida de alguien o hasta publicar un meme que alguien considera “molesto””, se explica. Pocos estarían motivados por el beneficio económico. La mayoría de los doxers, en cambio, actúan impulsados por la “diversión” o la “venganza”. El caso de Chuan Lie también ha revelado un “patrón alarmante”: muchos doxers no habían completado los nueve años de educación obligatoria en China, a menudo debido a que sus padres eran trabajadores migrantes que estaban ausentes por largos periodos de tiempo. Así descubrieron en Internet una “embriagadora sensación de poder”.

Sin embargo, entre los doxers también existen historias de cambio. Por ejemplo, Gao Yi, que ya había decidido abandonar el doxing, ayudó a ubicar al responsable del doxing contra Chuan Lie. Gao tomó conciencia del comportamiento descontrolado de la comunidad de doxers, lo que le dejó inquieto sobre su futuro. Guo Zitian también se apartó de ese ambiente. Al enfrentar dificultades para terminar sus estudios, se incorporó al mundo laboral. “Ahora que trabaja en una cocina estresante, Guo nunca ha vuelto a experimentar esa sensación divina que sentía cuando estaba en línea”, relata Sixth Tone. Ahora se identifica con quienes tropiezan con su mismo pasado, reconociendo la inconsistencia de esa emoción de omnipotencia.

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