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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insinuó este lunes que quizá a los estadounidenses les agradaría tener un dictador, luego de firmar órdenes que refuerzan la represión federal en Washington y para enjuiciar a quien queme la bandera del país.
En un evento de más de una hora en el Despacho Oval, Trump se quejó de que ni los medios ni sus detractores le dan suficiente crédito por su ofensiva contra la delincuencia y la inmigración, ahora apoyada por la Guardia Nacional.
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“Dicen: ‘No lo necesitamos a él. Libertad, libertad. Es un dictador. Es un dictador’. (Pero) mucha gente dice: ””, comentó Trump a la prensa.
Después aclaró: “No me gustan los dictadores. No soy un dictador. Soy un hombre con gran sentido común y una persona inteligente”.
Antes de conseguir su segundo mandato, el magnate republicano predijo que sería un “dictador desde el día uno”.
Este mes, Trump desplegó la Guardia Nacional y asumió el control federal de la policía en Washington, la capital del país, para contrarrestar, según él, un problema de delincuencia descontrolado.
Este lunes, el presidente de 79 años firmó una orden que endurece los procesos para quienes quemen la bandera estadounidense, a pesar de un fallo de 1989 de la Corte Suprema que establece que ese acto está amparado por las leyes de libertad de expresión.
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“Si quemas una bandera, te dan un año de cárcel; nada de salidas anticipadas, nada de nada”, aseguró.
Trump también ordenó al secretario de Defensa, Pete Hegseth, crear una unidad dentro de la Guardia Nacional asignada a Washington para el orden público, y poner fin a las fianzas sin pago en efectivo.
Los demócratas han acusado reiteradamente a Trump de llevar su poder presidencial mucho más allá de los límites constitucionales al tomar medidas drásticas contra las oficinas federales, desmantelar políticas progresistas o, más recientemente, desplegar tropas en la capital estadounidense.
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