Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Moscú (AsiaNews) – Desde hace meses, Ucrania replica a los cada vez más destructivos ataques rusos con tácticas específicas, enviando drones de combate contra los objetivos más sensibles de las infraestructuras en todo el territorio ruso, con la intención de destruir los arsenales militares y las fábricas de armamento. Además, sus hackers intentan inhibir las capacidades de conexión del mundo digital y comunicativo ruso. Un primer ataque simbólico tuvo lugar el 22 de abril, día del cumpleaños de Lenin, cuando una importante reserva de armas saltó por los aires cerca de la ciudad de Kiržač, un lugar evocador de la Rusia que desapareció bajo el yugo tártaro y resurgió siglos después, gracias al príncipe Iván Kalita de Moscú y al santo Sergij de Radonež, para renacer a la fe ortodoxa y reconquistar el mundo.
Desde entonces, las autoridades centrales y regionales, temiendo la capacidad de los ucranianos de alcanzar las localidades más estratégicas, comenzaron a desconectar las conexiones móviles a su alrededor, para evitar interferencias de los drones que se orientan usando las tarjetas SIM de los operadores rusos. Inicialmente se pensó que esta emergencia se superaría pronto, encontrando las contramedidas adecuadas, pero el tiempo ha transcurrido sin que se hayan podido detener los ataques de los drones, y ahora las medidas de seguridad se han tornado casi permanentes en gran parte del territorio de la Federación.
La intención de las autoridades sería excluir la red móvil en las fases de peligro en lugares específicos, donde los militares indican la probabilidad de ataques; sin embargo, sobre todo en las provincias, esta capacidad de selección de objetivos parece poco viable, y los gobernadores terminan desconectando regiones enteras por tiempo indefinido. Ahora se extiende la sensación de estar todos desconectados, en todas partes y para siempre, y se intenta adaptar a la nueva realidad que parece ya inaceptable, pues la red móvil se ha transformado en una parte esencial de la vida de todas las personas.
Como documenta un reportaje de Novaja Gazeta, entre los primeros en buscar nuevos enfoques se encuentran los taxistas y los conductores de transporte público, trabajadores móviles por definición, a quienes les han desaparecido de las pantallas de los coches y los teléfonos los mapas de las rutas, las alertas de atascos y el navegador. En los autobuses y taxis, muchos pasajeros estaban acostumbrados a pagar con un clic en el teléfono, y ahora los conductores preguntan por la ventanilla si tienen efectivo, de lo contrario ni siquiera abren las puertas, y hacen bajar a las personas dependientes de los medios tecnológicos, regañándolas por no llevar dinero real consigo.
Algunos pagan una parte en efectivo, prometiendo pagar el resto una vez en casa o en la oficina a través del wifi conectado a la red fija, última esperanza de no estar separados del mundo entero. Las salas donde todavía se puede navegar por Internet son ahora auténticas cavernas en las que se unen la prehistoria y el mundo artificial, en un cortocircuito total de la relación con el mundo. Los electricistas, fontaneros y técnicos de reparaciones ya no pueden ser contactados por los clientes en el momento en que los necesitan, sino que reciben todas las comunicaciones por la noche, cuando vuelven a la conexión de su casa o de la oficina, y paciencia si hay urgencias y accidentes graves.
Llamar a los distintos centros de atención telefónica no sirve de nada, ya que los operadores no disponen de información oficial y fingen ignorar la ausencia de conexiones, sobre todo los contestadores automáticos creados con inteligencia artificial. Quedan las conversaciones de voz (al menos hasta que también se bloqueen), a las que muchas personas tienen dificultades para volver a acostumbrarse. Los únicos que se benefician de estas situaciones son los dueños de bares y restaurantes, y otros locales donde se permite conectarse al wifi conectado a la red fija a cambio de un porcentaje sobre las compras y el tiempo de permanencia, y no es raro ver a grupos numerosos de personas sentadas en el suelo en los patios de talleres mecánicos y gomerías.
El objetivo de los ataques ucranianos no es solo repeler y crear obstáculos al enemigo, entorpeciendo las comunicaciones y los desplazamientos, bloqueando aeropuertos y estaciones de tren, sino también paralizar el país desde la conciencia de sus habitantes. Sin embargo, los rusos no son tan fáciles de sumir en la desesperanza, ya que conservan un recuerdo ancestral de los tiempos oscuros, en los que, a pesar de todo, lograron sobrevivir.
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