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VALENCIA (EFE) — Un estudio internacional, liderado por la Universitat Politécnica de València (UPV), ha revelado un nuevo método para identificar construcciones mayas ocultas en la selva, lo que destapa “la llave para entender el urbanismo maya”.
La investigación empleó mapas Lidar, una tecnología que permite “ver” bajo la vegetación y reconocer con precisión las antiguas estructuras.
La arquitecta e investigadora de la UPV, Laura Gilabert, explicó que el análisis de más de 2.600 kilómetros cuadrados en las Tierras Bajas Mayas, entre México y Guatemala, posibilitó detectar más de 100.000 estructuras antiguas, de las cuales el 30% son abovedadas. “Lidar abre nuevos caminos en la conservación y la gestión del patrimonio arqueológico”, afirmó.
El estudio, llevado a cabo en colaboración con la Universidad Tulane (Estados Unidos) y el consorcio internacional Pacunam Lidar Initiative, propone un modelo predictivo con un 93% de fiabilidad para clasificar edificios según su sistema constructivo. “Detectar las estructuras abovedadas es crucial, ya que representan riqueza y prestigio social”, explicó la especialista.
Uno de los descubrimientos más relevantes es la ubicación de las élites mayas, que se hallaban distribuidas tanto en zonas urbanas como rurales. “Hasta ahora ha sido difícil definir los barrios mayas”, señaló Francisco Estrada-Belli, arqueólogo de la Universidad Tulane. Según dijo, “poder ver la distribución de residencias de élite y no élite a gran escala da la clave para comprender el urbanismo maya”.
Por su parte, Marcello A. Canuto, director del Middle American Research Institute, sostuvo que “la combinación de excavación arqueológica, análisis arquitectónico y datos Lidar permite obtener nuevas perspectivas sobre la organización de la sociedad maya antigua”. El estudio ofrece así nuevas hipótesis sobre la organización social y económica de esta civilización.
Además de residencias y palacios, la tecnología detectó terrazas de cultivo, canales y sistemas de almacenamiento de agua. “Los hallazgos respaldan la idea de una planificación territorial avanzada y de una organización política compleja”, resaltaron los investigadores. Estos resultados aportan claves para entender la vida cotidiana de la civilización durante el periodo Clásico (250-900 d.C.).
Finalmente, Gilabert subrayó que la tecnología “optimiza el uso de los recursos económicos y humanos destinados a la investigación arqueológica, pues las excavaciones pueden planificarse previamente de forma muy precisa”.
Con esto, la investigación afianza un avance científico que acerca a la sociedad a una mejor comprensión del legado maya.
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