Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Un “conundrum” en inglés es similar a un acertijo, un dilema o una complicación, pero la traducción no es perfecta, ya que se asemeja más a una cuestión de ardua resolución, independientemente de la respuesta.
Pensé que Luis Abinader está en esa tesitura, enfrentando los crecientes ataques de la oposición, cuyo olfato oportunista les hace pensar que la imposibilidad constitucional de repostularse en 2028 es como la sangre de una presa herida… Antes he mencionado que un espíritu competitivo y aspirar a la excelencia favorecen el éxito en la política, los negocios y el deporte, aunque hay reglas que hay que respetar para triunfar. Casi siempre hay un oponente a vencer, ya sea ajedrez, béisbol, boxeo o dominó.
En el golf, que se juega solo o acompañado, el deportista busca superarse a sí mismo. Hacer trampa no mejora nada ni engaña a nadie, salvo a sí mismo, como algunas encuestas.
¿Es esto parte del conundrum del presidente Abinader, que, tras su destacada gestión en el cuatrienio anterior, precisa enfocarse en dos o tres grandes problemáticas cuya solución representará su legado?
En los próximos tres años solo competirá consigo mismo y si su equipo de gobierno se preocupa más por cada aspiración sucesoria que por contribuir a un mayor éxito, la situación se pondrá muy cuesta arriba.
Si gobernar fuera un deporte, Luis ha sobresalido más que sus predecesores y otros líderes regionales.
Lo que se necesita ahora es que se supere a sí mismo, consolidando un legado que impida que su PRM regrese a la oposición en 2028. Los sesgos cognitivos no se superan con la razón, ya que se basan en sentimientos y emociones.
Los desafíos del nuevo escenario internacional posiblemente ofrezcan más oportunidades que trabas. Sin embargo, es necesario que todos trabajen en la misma sintonía…
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