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California – El científico avanza con dificultad hacia un estanque con botas de goma, pero no se adentra en el agua. En su lugar, Brad Hollingsworth se agacha junto al borde fangoso y recupera un dispositivo de grabación del tamaño de una baraja de cartas. Luego lo abre y extrae una pequeña tarjeta de memoria que contiene 18 horas de sonido. De vuelta en su oficina en el Museo de Historia Natural de San Diego, el herpetólogo, experto en reptiles y anfibios, emplea la inteligencia artificial para analizar los datos de la tarjeta. En tres minutos, determina que una gran cantidad de animales frecuentan el estanque, donde se reintrodujeron las ranas de patas rojas nativas, tras casi desaparecer en el sur de California. Se escucharon ululatos de búhos, picoteos de pájaros carpinteros, aullidos de coyotes y cantos de ranas arborícolas. Pero no hubo graznidos de la rana toro invasora, que ha diezmado a la población nativa de ranas de patas rojas durante el siglo pasado.
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