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La capital del gigante asiático ha estado cerrada con llave por semanas para el evento, con férreas medidas de seguridad, incluidos escáneres similares a los de los aeropuertos.
Pekín.- China detuvo su capital este miércoles para mostrar su poderío militar en un desfile en el que el presidente chino, Xi Jinping, flanqueado por sus homólogos ruso y norcoreano, Vladímir Putin y Kim Jong-un, sentenció que “el gran resurgimiento de la nación china es imparable”.
La llegada de los tres mandatarios a la plaza de Tiananmen dio paso a 80 salvas, simbolizando cada año transcurrido desde el final de la Segunda Guerra Mundial, antes del izado de la bandera de la República Popular y de la solemne interpretación de su himno nacional.
“El pueblo chino realizó una gran contribución para salvar la civilización humana y defender la paz mundial. Hoy, la humanidad se enfrenta de nuevo a encrucijadas: la paz o la guerra, el diálogo o la confrontación, la cooperación con beneficios mutuos o los juegos de suma cero”, proclamó el líder del gigante asiático.
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Xi, en el centro, con Putin sentado a su derecha y Kim a su izquierda, advirtió que “solo cuando los países se tratan por igual y viven en armonía se puede salvaguardar la seguridad común, eliminar las causas de la guerra y evitar que se repitan las tragedias de la historia”.
“El gran resurgimiento de la nación china es imparable, y la noble causa de la paz y el desarrollo de la humanidad triunfará, sin duda”, afirmó, antes de, ya desde su coche con techo panorámico, pasar revista a 45 columnas del Ejército Popular de Liberación (EPL) que dirige como presidente de su Comisión Central.
En un acto coreografiado hasta el más mínimo detalle y ante las atentas miradas de Putin y Kim, que no cesaban de comentar y apostillar con Xi sus impresiones, el desfile pasó a la exhibición de tropas, armamento pesado y un sobrevuelo de aeronaves, con la participación de veteranos de la guerra contra Japón y unidades modernas.
Entre ellas destacaron drones equipados con inteligencia artificial, aviones de alerta temprana de nueva generación y nuevos misiles hipersónicos antibuque como el YJ-20 y el YJ-21, o el DF-61, considerado el intercontinental más avanzado después del DF-41, y que se ganó la ovación de las miles de personas que asistieron al evento.
También se presentaron sistemas de defensa antimisiles como el HQ-29 y el HQ-20, así como el KJ-600, el primer avión chino de alerta temprana diseñado para operar desde portaaviones.
Sobresalieron igualmente el tanque Type 99B, con protección activa contra drones, o el lanzacohetes PHL-16, conocido como el ‘Himars chino’ por su papel en posibles escenarios bélicos en el Estrecho de Taiwán. Y, antes de soltar globos de colores y palomas de la paz, el plato fuerte: el misil nuclear DongFeng-5C de “alcance global”.
El desfile conmemoró la rendición formal de Japón en 1945 y resaltó el papel de Pekín en la lucha contra el fascismo dentro del teatro de operaciones asiático, que, según la prensa oficialista, fue “selectivamente ignorado y subestimado” en Occidente.
Los historiadores chinos defienden que la Segunda Guerra Mundial comenzó en realidad en 1931 con la invasión japonesa de China (1931-1945), que causó más de 35 millones de bajas entre tropas y civiles hasta 1945, según cifras de Pekín, que subraya su papel en el agotamiento de los recursos militares japoneses durante la contienda, contribuyendo a la derrota de las potencias del Eje.
El desfile se enmarcó además en un contexto de tensiones con Estados Unidos y en un momento en el que China busca mostrarse como un socio fiable como alternativa a Occidente, especialmente entre el Sur Global, y defender la multipolaridad frente a la hegemonía occidental.
No obstante, Xi no dudó en rodearse de líderes de países autoritarios, entre ellos algunos de los más sancionados del mundo: además de Putin y Kim, también asistieron los mandatarios de Irán, Cuba, Birmania o Bielorrusia.
Pekín ha buscado aprovechar las incertidumbres causadas por el posible retorno de Donald Trump a la presidencia estadounidense mientras sigue dando pasos para cumplir su objetivo de consolidarse como la principal superpotencia global del siglo XXI, para lo que también necesita exhibir un Ejército moderno que proyecte poder.
La capital del gigante asiático ha estado blindada durante semanas para el evento, con fuertes medidas de seguridad como escáneres propios de aeropuertos a la entrada de algunos organismos oficiales, avenidas enteras cortadas al tráfico, la prohibición del uso de drones y guardias apostados las 24 horas en todos los pasos elevados de la ciudad.
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