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La inversión privada local y la foránea han impulsado el crecimiento económico dominicano, pese a un contexto global marcado por cambios políticos y modificaciones arancelarias que tienen como epicentro a Estados Unidos. A pesar de una preocupante caída en la generación eléctrica y un déficit fiscal con alzas del dólar que podrían ser negativas, el Estado ha mantenido un entorno favorable para la producción y el comercio, a pesar de las deficiencias de infraestructura.
El Gobierno se atribuye méritos por gastos sociales con un polémico enfoque asistencialista, además de las obras realizadas en cinco años, que: “abarcan las 31 provincias y el Distrito Nacional”. Ha hecho referencia a un “Plan Nacional de inversión en infraestructuras con aplicación por RD$753 mil millones, de los cuales se han ejecutado RD$600 mil millones”.
Su balance es de 306 obras “”de alto impacto” en el Gran Santo Domingo, 105 en el Distrito Nacional, 223 en Santiago, 112 en Azua y 75 en Barahona con la creación de un nuevo polo turístico. También 44 en Bahoruco, 25 en Independencia, 21 en Pedernales, 44 en Peravia, 118 en San Cristóbal, 77 en San Juan, 30 en Elías Piña, 28 en San José de Ocoa, 65 en Monseñor Nouel y 98 en La Vega. La exposición pública del quinto aniversario del Gobierno incluye un listado de logros en Salud Pública y la incorporación de 5,231 aulas al sistema educativo nacional, entre otros.
Sin embargo, el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) celebró recientemente su 62 aniversario e hizo un llamado a “afrontar los retos que aún limitan el progreso en la República Dominicana”. Específicamente, pide mejorar la educación, la eficiencia del gasto público, reducir la informalidad (que supera el promedio hemisférico), resolver la competencia desleal en los negocios y optimizar la gestión municipal y el ordenamiento territorial.
Destacó la “estabilidad económica”, que fomenta la confianza en el sector privado para invertir. Reconoció que, gracias a un clima institucional favorable, el dinamismo empresarial y la sociedad civil activa, “el país posee una economía diversificada, con una base sólida y potencial para lograr más”. Habló en nombre del sector privado, que genera el 86% de los empleos y prevé la creación de al menos 500 mil nuevos puestos de trabajo en los próximos cuatro años, incluyendo los tres siguientes bajo la gestión de Luis Abinader, respaldada por actores económicos.
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El reconocimiento al país porque el turismo se recupera tras la pandemia y sigue siendo líder regional en crecimiento, se acompaña de preocupaciones del sector financiero y consultores de inversión. Ven a la industria turística local enfrentando desafíos para superar la ralentización de su expansión, dotarse de infraestructura vial adecuada, garantizar la sostenibilidad ambiental y la capacitación de los recursos laborales, siendo un sector clave en la generación de divisas.
Ven este destino turístico, con flujos de visitantes extranjeros y locales hacia centros vacacionales, como necesitado de mayor participación de actores locales y municipales. Esto con el fin de abordar la demanda de servicios con mejores regulaciones para alojamientos de renta corta y problemas como la seguridad vial, la gestión de residuos sólidos y líquidos para mantener la calidad de la experiencia turística.
Es vital impulsar la diversificación de la oferta hotelera para crear experiencias culturales auténticas para los visitantes y despertar un interés mayor por las características geográficas y la idiosincrasia, hospitalidad y rasgos distintivos de sus habitantes. Es necesario resaltar los registros históricos, materiales e inmateriales, del Descubrimiento y colonización de América, que comenzó aquí en 1492.
Por otro lado, la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) ha defendido la necesidad de mejorar la competitividad para aumentar las exportaciones, mejorando la calidad y el valor agregado de los productos nacionales, manteniendo condiciones favorables para la inversión en el sector manufacturero. Entre las metas que establece para el Estado para aumentar las exportaciones (clave para el crecimiento) se encuentran: utilizar tecnologías de vanguardia y perfeccionar el valor agregado de lo que se exporta.
En línea con la exigencia del empresariado de eficiencia en el gasto público para eliminar barreras al progreso, recientemente se le ha achacado al Gobierno enfocarse en una asistencia social que no ha logrado reducir la pobreza, impidiendo que los marginados accedan al trabajo, la producción y la inclusión social. Esta asistencia se basa en ingresos mínimos que los beneficiarios gastan rápidamente, sin incentivos para superar su situación. Se critica la aplicación de programas de ayuda que son un “desastre” en términos de focalización, al no llegar a quienes realmente necesitan subsidios como única solución.
El economista y exministro Juan Ariel Jiménez afirmó recientemente en un artículo en el Listín Diario: “Un país no progresa solo con bonos. Progresa invirtiendo en infraestructura, servicios públicos de calidad, políticas que fortalezcan las capacidades de la gente y enfocando la ayuda económica en las familias que realmente la necesitan”.
A pesar de un asistencialismo objetado por especialistas, el Gobierno ha afirmado que la pobreza disminuye en los últimos años. El presidente Abinader atribuyó a su gestión la salida de casi 440 mil personas de la pobreza en un año, hasta el último trimestre de 2025. En mayo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señaló que el 40% de los dominicanos recibe algún tipo de beneficio estatal, aunque dentro de un asistencialismo considerado socialmente improductivo.
El Banco Mundial advirtió al Gobierno sobre la vulnerabilidad del país a factores externos, la desigualdad social, la dependencia del turismo y las remesas, así como el riesgo de desastres climáticos frecuentes. La entidad multilateral apoya al país para mejorar su resiliencia a través de la protección social y el crecimiento sostenible, a pesar de que se proyecta un crecimiento económico del 4.% este año.
El BID recomienda a República Dominicana enfocarse en un crecimiento sostenible, inclusivo y resiliente, fortaleciendo los servicios básicos de educación y salud y mejorando el clima de negocios mediante simplificaciones y regulaciones, impulsando el turismo sostenible con un plan nacional que incluya la gestión de residuos sólidos y líquidos, así como energías renovables, potenciando la inversión en infraestructuras, sector donde el país no tiene niveles satisfactorios.
El Gobierno se muestra pasivo ante la recomendación del exgobernador del Banco Central, José Lois Malkun, quien se opuso a la permanencia de exenciones fiscales para las importaciones a través del sistema Courier. Esta liberación impositiva, en su opinión, “está afectando negativamente al comercio, la industria local y las finanzas gubernamentales”. Se manifestó en contra de que continúen los miles de pedidos por internet que evaden impuestos en compras menores a US$200 dólares.
Con un análisis riguroso, el Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES) considera que las principales debilidades de la economía dominicana son la fragilidad institucional, un estado de derecho débil, altos niveles de burocracia, una situación fiscal complicada con alto gasto público y deuda, la persistente desigualdad de ingresos que afecta a los de bajos recursos y una debilidad estructural que necesita ser abordada.
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